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Actualizado: 13 de julio de 2025
Sobrecogido entonces por un triste presentimiento aquella mano que acaso no volvería a estrechar la besó repetidas veces mientras con visible agitación y de un modo incoherente decía: Señorita, ¡cuánta dicha! Su amor... su bondad... Prométame que si mañana sucumbo pronunciando su nombre me dedicará un recuerdo, una lágrima, una palabra de compasión...
Luego nos dimos las manos, y juro a Dios que al estrechar la de Chisco entre las mías, latió mi corazón a impulsos del más vivo agradecimiento. ¿Qué hubiera sido de mí sin su empuje sereno y valeroso?
Cuando llegaron a la casucha del barrio de la Feria iba tras el carruaje un inmenso grupo, a modo de manifestación popular, dando vítores que hacían salir las gentes a las puertas. La noticia del triunfo había llegado allí antes que el diestro, y los vecinos corrían para verle de cerca y estrechar su mano. La señora Angustias y su hija estaban en la puerta de la casa.
Pero éste quería pasar los días de Carnaval en una finca suya de Medina del Campo, lejos del bullicio de la ciudad, como convenía a un hombre serio. Después de fiestas, le esperaba en su casa todas las mañanas. Y se alejó escoltado por sus solemnes acompañantes, después de estrechar la mano de Isidro con igual llaneza que si fuese un colega. Maltrana le siguió con una mirada de intensa simpatía.
¡No siempre dijo, hace Reyes el Cielo a quienes deberían llevar la corona! El rostro de Sarto se contrajo al estrechar mi mano. El diablo se mezcla en muchas cosas y las echa a perder dijo. Las personas que estaban en la estación, miraban con insistencia al desconocido de alta estatura y encubiertas facciones, pero no hicimos el menor caso de su curiosidad.
Después de estos consejos, don Gaspar Jiménez, senador, primer marqués de Jiménez, título pontificio que un prelado amigo le había alcanzado con algunas ofrendas bien regateadas al dinero de San Pedro, se dignó estrechar la mano del joven, recomendándole otra vez que desapareciera cuanto antes.
Pero el viejo siguió despreciando su protección y riéndose con tristeza del rótulo. ¿Qué más podían saquear?... Ya se habían llevado lo mejor. Adiós, tío. Pronto nos veremos en París. El capitán montó en su automóvil, luego de estrechar una mano fría y blanda que parecía repelerle con su inercia. Al volver hacia su casa vió á la sombra de un grupo de árboles una mesa y sillas.
Los dos amigos llegaron hasta Walsch con el objeto de estrechar la mano de Daniel Hirsch, antiguo artillero de marina, que les prometió arrastrar consigo a la gente de su concejo. En aquel sitio, Labarbe dejó a Juan Claudio, que siguió solo su camino.
Saludaban a derecha y a izquierda; deteníanse a estrechar manos, cambiando palabras sobre el tiempo o sobre los trajes que más lucían en el paseo; pero sus miradas iban inconscientemente a detenerse en aquellos caballos que pasaban a pocos pasos de ellas; y en todos, bien fuese por el color, por la cabeza o por la grupa, encontraban cierto parecido con el otro que ocupaba su memoria.
Hoy que el placer corona tu cabeza, Quiero estrechar tu mano con terneza Y darte el parabien: Porque en los dias de contento ó duda La mano del amigo nos ayuda A soportar nuestro placer tambien. Hoy un hijo ha nacido en tu familia, Como tras larga noche de vigilia Se vé brillar el sol; Y su sonrisa pura cual la aurora Todo el hogar doméstico colora Tiñendo los semblantes de arrebol.
Palabra del Dia
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