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Actualizado: 16 de julio de 2025
Después reanuda sus pruebas y se percata, con horror, de que la lógica y las fórmulas exactas están muy a menudo en contradicción con la vida; de que en la vida hay poca lógica y de que él no encuentra manera de demostrar que no es espía. Si alguien la muchacha, por ejemplo le acusara de serlo, no habría en su vida nada preciso, claro y convincente que oponer a la acusación.
La reina, pues, procuró neutralizar el poder de Lerma respecto al insuficiente espía que la había puesto al lado, colmando de favores y distinciones á la duquesa y demostrándola un cariño de amiga, más que de soberana. La duquesa tragó el anzuelo, y no vió de la reina más que lo que la reina quiso que viese.
Al ver que el portero entraba ya en su habitación, Krilov, apretando los dientes de rabia, le siguió dócilmente. «¡También me ha tomado por un espía este canalla!» El habitáculo era reducidísimo. Sólo había en él una silla, en la que se sentó el portero, sin ceremonia. «¡Qué indecente! Ni siquiera me invita a sentarme!», pensó Krilov.
Quieto en su castillo; fuera de él podían tomarle por un espía, y ya estaba enterado de la prontitud con que solucionaban sus asuntos los soldados del emperador. No pudo permanecer en el jardín contemplando de lejos su vivienda. Los alemanes que iban y venían se burlaban de él.
Apolonio se acerca a la monja, y con fuego contenido, porque si alguno espía no se percate, susurra: ¡Ángel consolador del alma mía! Te adoro; yo te adoro noche y día. Eres al par consuelo y desconsuelo, fulgor y palidez, igual que el cielo. El día y la noche, por manera rara, se representan en tu hermosa cara. De este lado es serena y sin reproche, de palidez mortal; Diana, la noche.
La acción de la primera, prescindiendo de otros sucesos mezclados con ella, es la siguiente: Habiendo guerra entre Castilla y Aragón, Don Pedro, Príncipe de este último reino, se dirige clandestinamente á la corte castellana para pretender la mano de la princesa Elena, siendo descubierto por un espía y hecho prisionero, y librándose por la intercesión de la Princesa, que huye con él á Zaragoza.
Estiré el cuello, asomé la cabeza como un miserable espía y... nadie. A la reja no había nadie. Un goce intensísimo bañó todo mi ser como un bálsamo celestial. A este goce sucedió ansia indefinible de cerciorarme de que los ojos no me engañaban, que a la reja no había nadie, absolutamente nadie.
Creo que la han fusilado... No lo sé cierto, pero deben haberla fusilado. Tenían cosas más importantes en que pensar. ¡Una espía!... Por todos lados se tropezaba con los manejos del espionaje alemán. Había que fusilar mucho... Y olvidaban inmediatamente este asunto para hablar de los azares de la guerra, que les amenazaban á ellos y á sus compañeros de armas.
Ese imbécil parece que quiere enterarse dijo Körner. Sí, eso he notado. Pero, ¿no ve usted qué cara de estúpido pone? No entiende una palabra. Sí; pero... no me fío. Tiene miradas... así, como de espía. Hay que espiarle a él también. Un día el tío, oyéndoles insistir en comentar la curiosidad inútil de Reyes, se quedó pensativo.
¡Ah, sí!... ¡la espía boche! dijo tras de una larga pausa . La fusilaron hace unas semanas. Los periódicos han hablado poco de su muerte. Unas cuantas líneas; esas gentes no merecen más... Tenía el amigo de Ferragut dos hijos en el ejército; un sobrino suyo había muerto en las trincheras; otro, piloto á bordo de un transporte, acababa de perecer en un torpedeamiento.
Palabra del Dia
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