Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de junio de 2025
Escúchame le replicó Beatriz , ese horrible sentimiento que me prestas... lo he experimentado... lo he experimentado mientras jugaban sus vidas... mientras sus dos existencias estaban en peligro... y me ha perseguido... no me ha abandonado en mucho tiempo a pesar mío... Ahora... sin duda Dios no me ha dejado todavía completamente de su mano... porque ha permitido que haya podido vencer esa espantosa tentación... Ahora te juro que daría mi vida por salvar la de ese desdichado...
No pienses que trato de atenuar mi culpa; por mucho que la execres no he de quejarme de ello; pero escúchame un momento más y dime luego si no existen circunstancias que atenúan el delito que he cometido, dejando de amar a Magdalena para amar a Antoñita. Hable usted; ya le escucho dijo con viveza Amaury, aproximando su silla para oír mejor a Felipe.
¿Sabes cuál es...? ¡Escúchame un momento! con voz muy queda lo diré a tu oído, que no lo pueda oir el mismo viento que, al refrescar tu frente con su aliento, palpita de placer estremecido. Es muy pobre, muy pobre... casi nada, es más bien la fineza de un mendigo: una joya sin brillo, desgastada, que, por cobrar su luz en tu mirada, te la ofrece el afecto de un amigo.
Como Julio a casa no va, ni quisiera yo que fuese, tú me harás un gran favor. ¿Pero no has conseguido acaso verte con él aquí, en casa? ¿Quieres una prueba mayor? No te enojes, Charito querida, y escúchame... También lo veo en casa de las Aliaga y es allí donde empecé a quererlo, tú lo sabes.
¡Escúchame, Pepa, por Dios!... ¡Si me salvas, te juro por las cenizas de mi madre y por mi salvación, que te regalaré los cinco mil pesos que tengo en el banco!... ¡Piénsalo bien, Pepa!... Podrías comprarte con eso una quintita y vivir feliz... Pepa silbaba siempre...
Reina, eso está muy mal. Cállate y escúchame. La venganza es el placer de los dioses, proseguí yo, dando un salto para cazar un moscardón que revoloteaba sobre mi cabeza. Vamos, hijita, hablemos con seriedad. Pero si yo hablo seriamente respondí, deteniéndome delante de un espejo, para comprobar con cierta complacencia, que la animación me sentaba.
¡Pero, por Dios, hija mía!... Tu vocación no la han hecho sino el desaliento y la desesperación... Arrastras aquí, al lado de tu falsa bienhechora, una existencia odiosa, sin esperanza probable de mejora... pero, ¿y si yo te trajera no sólo esa esperanza sino la certeza de un porvenir más dulce, más digno... un porvenir dichoso, en fin...? ¡Vamos! óyeme, escúchame... ya te he dicho que estoy encargada de una misiva para ti... ¿Quieres hacerme el favor de escucharme, repito?
Dio algunos paseos por el aposento sin pronunciar palabra, mientras que Amaury le seguía anhelosamente con la vista. Por último se paró ante su pupilo y, sin atenuar la expresión de severidad, manifiesta en su rostro, le dijo: Escúchame, Amaury.
Y dio dos pasos hacia la puerta. Escúchame un instante insistió él deteniéndola . Sólo un instante. Tengo fortuna sobrada; mi viaje, según cree todo el mundo, se verificará esta noche. Estamos en un país libre, iremos a otro más libre aún. En los Estados Unidos nadie le pregunta a nadie de dónde viene, ni adónde va, ni quién es, ni qué hace. Nos vamos juntos. La vida juntos ¿oyes? la vida.
Pues yo te juro que no haré ni un movimiento mientras tu hables... Conque, empieza cuando quieras. Escúchame, Amaury dijo Felipe. ¿Te acuerdas del primer curso de leyes que estudiamos juntos? Salíamos de clase abarrotados de filosofía, sabios como Sócrates y sensatos como Aristóteles.
Palabra del Dia
Otros Mirando