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Actualizado: 3 de junio de 2025


Poco faltó para desmayarse con el gozo el avariento; y el ermitaño, sin darle tiempo para volver de su asombro, se partió á toda priesa con su compañero jóven.

Por otra parte, veo que Amadís de Gaula, sin perder el juicio y sin hacer locuras, alcanzó tanta fama de enamorado como el que más; porque lo que hizo, según su historia, no fue más de que, por verse desdeñado de su señora Oriana, que le había mandado que no pareciese ante su presencia hasta que fuese su voluntad, de que se retiró a la Peña Pobre en compañía de un ermitaño, y allí se hartó de llorar y de encomendarse a Dios, hasta que el cielo le acorrió, en medio de su mayor cuita y necesidad.

Paróse Zadig y le hizo una profunda reverencia, á que correspondió el ermitaño de manera tan afable y tan noble, que á Zadig le vino la curiosidad de razonar con él. Preguntóle qué libro era el que leía. El libro del destino, dixo el ermitaño: ¿quereis leer algun trozo?

Hoy, gracias a los caprichos de la moda, no causa novedad el ver hombres con la barba entera, a la manera inmemorial de los pueblos de Oriente; pero aún no dejaría de sorprender por eso la vista de un pueblo que habla español y lleva y ha llevado siempre la barba completa, cayendo muchas veces hasta el pecho; un pueblo de aspecto triste, taciturno, grave y taimado, árabe, que cabalga en burros y viste a veces de cueros de cabra, como el ermitaño de Enggady.

Pablo el ermitaño vive largo tiempo en una ermita solitaria, exclusivamente consagrado á la devoción y contemplación de la divinidad. La obra comienza con una escena realzada por la solemnidad y santidad de las fiestas del descanso, á que se entregaban los antiguos patriarcas. Pablo, después de orar, cae en un letargo, durante el cual sueña que va á ser condenado en el juicio final.

No largo tiempo después de su casamiento llama un ermitaño á la puerta de Pedro: Inés acude á dar una limosna; pero el ermitaño le dice que es un caballero que se ha disfrazado por su amor. Pronto se entienden los dos, y la joven esposa hace creer á su marido que se propone ir en romería á visitar un ermitaño.

Lo cierto era que ante aquel rostro visto por primera vez, sentía en su memoria la misma impresión que al encontrar una cara amiga tras larga ausencia. El ermitaño, excitado por la esperanza de la propina, llevábalas hacia la ermita, a cuya puerta se asomaban curiosas su mujer y su hija, deslumbradas por los enormes brillantes que centelleaban en las orejas de la desconocida.

Entramos en la posada todos tres juntos ya anochecido; mandamos aderezar la cena era viernes ; y entre tanto, el ermitaño dijo: "Entretengámonos un rato, que la ociosidad es madre de los vicios; juguemos Avemarias"; y dejó caer de la manga el descuadernado. Dióme a gran risa ver aquello, considerando en las cuentas.

Representaba la pintura a San Pablo primer ermitaño; el pintor era un vetustense del siglo diez y siete, sólo conocido de los especialistas en antigüedades de Vetusta y su provincia. Por eso el cuadro y el pintor eran tan notables para Bermúdez.

A la salida de la iglesia, mientras revelaba su esperanza con palabras entrecortadas, fue tanto el dolor, que casi se tendió en el suelo. El ermitaño la colocó en su silla y corrió después a la cisterna para traerla un vaso de agua.

Palabra del Dia

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