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Actualizado: 9 de septiembre de 2025
Deteníase a cada rato, y luego con gran esfuerzo seguía: Lord Gray me dijo después que él no podía hacerse católico, y que se alegraba de que yo entrase en el convento para robarme. Quise salir y el criado anunció la llegada de una señora... ¡Oh!
Le absorbían las noticias de Roma, las intrigas de los diplomáticos alemanes, la posibilidad de que Italia entrase en la guerra. Luego, en las calles solitarias, el marino tropezó con la misma preocupación. Retumbaban sus pasos bajo la luz del sol con una sonoridad igual á la de los subterráneos de huecas tumbas.
Muchas veces, Gabriel se sorprendía viéndose a cuatro patas en medio del calabozo, gruñendo y ladrando frente a la puerta sin saber por qué. Sus atormentadores parecieron olvidarle. Tenían otros presos a los que acudir. Los carceleros le dieron agua, y pasó meses enteros sin que nadie entrase en su calabozo.
Jacobo Melín examinó con curiosidad a su presuntuoso contrincante. Quizá sabía que estaba predestinado a perder el dinero, y prefería que refluyese en sus propios cofres a que entrase en los de cualquier forastero; así es que asintió con un gesto, y acercó su silla a la mesa. En aquel mismo momento, llamaron a la puerta. Es Lina dijo Moreno.
Hecho esto, antes que entrase en el lugar donde entraba con su retablo y mono, se informaba en el lugar más cercano, o de quien él mejor podía, qué cosas particulares hubiesen sucedido en el tal lugar, y a qué personas; y, llevándolas bien en la memoria, lo primero que hacía era mostrar su retablo, el cual unas veces era de una historia, y otras de otra; pero todas alegres y regocijadas y conocidas.
Cerca de la cuarta parte de esta cámara ocupábalo un montón de paquetitos envueltos en papel de varios colores, que para cualquiera que por primera vez entrase en ella, sería un misterio. No lo era para Gonzalo ni para ninguno de los íntimos de la casa. Aquellos paquetes guardaban palillos de dientes.
Todos aquellos discursos pronunciados en alta voz, no eran más que una continua y tierna invitación para que de una vez entrase "en el terreno de la formalidad". Oyéronse en esto pasos en la habitación contigua, y una tos que los presentes conocían admirablemente. D.ª Esperanza, al escucharla, entregó con precipitación, mejor dicho, arrojó la labor que tenía entre manos en el regazo de su hija.
Entonces le ofrescí que entrase mi galeota primero, descubriendo lo que había, y el canal, y no bastando esto, vista su pertinacia, envié á pedir á Juan Andrea con grandísima instancia, y con las mismas razones, que tuviese por bien de que se entrase por aquellos bajeles, y no le paresció; y como yo no llevaba mando ninguno sobre las cosas de la mar, como me desengañó bien en Mecina delante de D. Juan de Mendoza, y quizá por su consejo, hube de tener paciencia y por mejor lo que quería, que no porfiando con él ser causa de que sucediese algún disgusto y se volviese á Sicilia.
Luego, como entrase inesperadamente mi amo, yo, juzgando llegada la ocasión de lograr mi objeto por medio de un arranque oratorio, que había cuidado de preparar, me arrodillé delante de él, diciéndole en el tono más patético que si no me llevaba a bordo, me arrojaría desesperado al mar.
Vamos todos a suplicalle." Y así bajó del púlpito y encomendó a que muy devotamente suplicasen a Nuestro Señor tuviese por bien de perdonar a aquel pecador, y volverle en su salud y sano juicio, y lanzar dél el demonio, si Su Majestad había permitido que por su gran pecado en él entrase.
Palabra del Dia
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