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Desde luego se le declaró la guerra por el elemento religioso y a los pocos meses no había un pobre en todo el Ayuntamiento de Vetusta que quisiera las limosnas, los premios, ni la enseñanza de La Libre Hermandad. Las niñas de las Escuelas Dominicales y los chiquillos del Catecismo, que cantaban por las calles en vez de coplas profanas el Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, y lo de

A la gente popular de la primera hora sucedieron otros grupos menos bulliciosos y de mejor aspecto, que pasaban en automóviles propios ó en grandes vehículos de servicio público. Los establecimientos de enseñanza habían enviado á sus alumnos en formación militar para que visitasen la tierra de donde surgió la liberación femenil.

La observacion era justa; por allí no había escapatoria. Yo no soy el gobierno y no puedo responder de sus actos. ¿Qué quieren los estudiantes que hagamos por ellos dentro de los límites en que estamos encerrados? No oponerse á la emancipacion de la enseñanza, sino favorecerla. El dominico sacudió la cabeza. Sin decir mi propia opinion, eso es pedirnos el suicidio, dijo.

El espíritu virgen de D. Pantaleón recogió con avidez aquella enseñanza, como la tierra seca recibe la lluvia fecundante.

Le habían hablado tanto del temor de Dios y tan poco de su propia madre, que le halagó la idea de ser ministro del Señor. El primer efecto de la enseñanza religiosa fue hacerle comprender que su porvenir correspondería a las esperanzas que abrigó viendo y envidiando a los que frecuentaban la casa de su protector.

Mi tío Ramón era un pobrete que sólo había aportado al matrimonio su decencia con lo encapillado, como rezaba la antigua fórmula testamentaria. Se trató de mi educación; mi tío, que se interesaba por , quiso tomarme maestros de idiomas y proporcionarme una enseñanza esmerada, pero todo fue en vano.

Y si lo defectuoso de la enseñanza no impide el que muchos se hagan abogados ó médicos, si los hemos de tener al fin, ¿por qué no tenerlos buenos?

Pero en donde trabajó con el mayor esmero fue en los tres establecimientos debidos a su ilustración y caridad: fue el primero, la Casa para la enseñanza de las niñas, cuya obra hizo a sus espensas, aseguró la dotación y proveyó de maestras útiles para la instrucción de las educandas en toda labor de mano, y en las letras y catecismo: el segundo fue el de la Biblioteca pública dentro de la misma casa episcopal, enriquecida con abundantes libros para la instrucción de los amantes de la sabiduría, proveyéndola de un Bibliotecario dotado suficientemente con una pensión de trescientos ducados sobre la Mitra: fue el establecimiento tercero, el Seminario Conciliar, establecido en el Colegio de Jesuitas bajo el Real patronato y soberana protección del monarca D. Cárlos III, y sus sucesores, bajo la advocación de la Concepción de María Santísima y Santo Toribio de Mogrovejo, como todo se halla espreso en el decreto de erección, constituciones, dotación, gobierno y enseñanza, dado en su Palacio episcopal de Teruel a 10 de Setiembre de 1776: son bien notorios los felices frutos que goza la ciudad y obispado con este santo y útil establecimiento debido al celo constante y prudente de su Illmo.

Tal es la razón por la que he querido comenzar encareciéndoos la inmortal excelencia de esa fe que, siendo en la juventud un instinto, no debe necesitar seros impuesta por ninguna enseñanza, puesto que la encontraréis indefectiblemente dejando actuar en el fondo de vuestro ser la sugestión divina de la Naturaleza.

La humanidad estaba en una especie de callejón sin salida. Se realizaban grandes progresos materiales; pero el alma humana, merced á la enseñanza dada por los hombres, continuaba siendo un alma primitiva, un alma brutal, semejante á la de las fieras, y tal vez peor, ya que las fieras no conocen la hipocresía ni saben llorar sobre el cuerpo de sus víctimas.