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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Pero existe en Cádiz una antigua y opulenta familia comercial que sirvió como ninguna para enredar más la madeja social.

Penitente pasaba allí por ser uno de los mejores latinistas y sutiles argumentadores, que sabían enredar ó desenredar las cuestiones más sencillas ó abstrusas; los de su pueblo le tenían por el más listo, y su cura, influido por aquella fama, ya le daba el grado de filibustero, prueba segura de que no era tonto ni incapaz.

Saborear la mejor perdiz y la mejor lamprea de la plaza y usar con codos y rodillas la mejor batista, y enredar los dedos entre los mejores encajes, y derramar por sábanas, camisas, corsés, medias y pantalones, las esencias más caras, con profusión, causando el asombro de Eufemia, era género de delicia que se aumentaba con la idea de la mala pasada que les estaba jugando a todos aquellos parientes, en particular a Bonis y a su tío.

Sus rivalidades eran disimuladas, pero profundas. Después de enredar, con escolástica destreza, la inevitable disputa, acababan por responderse en docto y ponzoñoso latín que agriaba la reunión. Un rebullicio de colmena llenaba las cuadras. La atmósfera era densa y candente.

La independencia. ELECTRA. ¡La independencia! MÁXIMO. La emancipación... más claro, la insubordinación. ELECTRA. Quieres decir que podré hacer cuanto me la gana, jugar todo lo que se me antoje, entrar en tu casa como en país conquistado, enredar con tus hijos, y llevármelos al jardín o a donde quiera. MÁXIMO. Todo eso, y más. ELECTRA. ¡Mira lo que dices...! MÁXIMO. lo que digo.

Aquello era hacer justicia; la pena sentenciada inmediatamente, y nada de papeles, pues éstos sólo sirven para enredar á los hombres honrados. La ausencia del papel sellado y del escribano aterrador era lo que más gustaba á unas gentes acostumbradas á mirar con miedo supersticioso el arte de escribir, por lo mismo que lo desconocen.

Los despojos de su suelo ruedan hacia el barranco cuando las cabras saltan por las rocas. Y las piedras desprendidas forman otro monte que crece gradualmente. Al abrigo de éste, vive alguna cepa, que busca en vano un árbol donde enredar sus sarmientos. En vano también, el arce crece y se arrastra entre los zarzales. Donde los chicos del pueblo roban a los pájaros las moras negras como el azabache.

El temperamento de Octavio guardaba bastantes afinidades con el suyo, lo cual le traía desesperado. D. Baltasar hubiera dado cualquier cosa por que su hijo fuese un lagarto que se perdiera de vista, un truchimán capaz de enredar con sus artimañas á todo el concejo. Pero desgraciadamente no era así ó, por mejor decir, era todo lo contrario. «Este chico, decía, me da á quince y raya.

Y don Juan, abandonando la ratonera, rué hacia su sobrino con la sonrisa paternal, bondadosa, que reservaba para Juanito aquel hombre duro y malhumorado con todos. La mirada curiosa e interrogante del sobrino llamó su atención. ¿Desde cuándo no has estado aquí...? Creo que desde que eras un chicuelo y subías a enredar con tus compinches. Lo menos hace veinte años.... Está bien arreglado, ¿verdad?

A veces, no obstante, sin buscar tema, sin el propósito preconcebido de enredar alguna discusión sobre las más arduas materias, la discusión venía a enredarse, y entonces don Acisclo, el cura, Pepe Güeto y hasta doña Manolita, callaban y oían, y hablaban sólo el P. Enrique, doña Luz y el médico D. Anselmo.

Palabra del Dia

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