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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Después, como los ingenios Se adelgazaron, empiezan Á dejar aqueste uso, Reduciendo los poetas La mal ordenada prosa En pastoriles endechas; Hacían farsas de pastores, De seis jornadas compuestas, Sin más hato que un pellico, Un laúd, una vihuela, Una barba de zamarro, Sin más oro ni más seda.
Es dudoso que Agustín de Rojas aluda á las obras de estos poetas ó á otras perdidas, cuando habla así de los progresos de la comedia después de Lope de Rueda: «Después, como los ingenios Se adelgazaron, empiezan Á dexar aqueste uso, Reduciendo los poetas La mal ordenada prosa En pastoriles endechas , Sin más hato que un pellico, Un laúd, una vihuela, Una barba de zamarro, Sin más oro, ni más seda.
Díjome Montesinos como toda aquella gente de la procesión eran sirvientes de Durandarte y de Belerma, que allí con sus dos señores estaban encantados, y que la última, que traía el corazón entre el lienzo y en las manos, era la señora Belerma, la cual con sus doncellas cuatro días en la semana hacían aquella procesión y cantaban, o, por mejor decir, lloraban endechas sobre el cuerpo y sobre el lastimado corazón de su primo; y que si me había parecido algo fea, o no tan hermosa como tenía la fama, era la causa las malas noches y peores días que en aquel encantamento pasaba, como lo podía ver en sus grandes ojeras y en su color quebradiza.
Quiero los cantares que miman al alma, las tiernas endechas que saben a miel, los trinos del ave de la noche en calma y el aroma suave que esparce el vergel. Quiero las caricias de la fresca aurora sentir en la frente al amanecer, y en los labios rojos de la diosa Flora libar tiernos besos que embriaguen mi ser.
Otra vez el pastor, mensajero del Eterno, pasa junto á él cantando tristes endechas y destrozando lentamente la corona de flores, que había formado para él. Esta escena impresiona vivamente por el terror y la compasión que excita en nosotros.
Isidora había oído hablar de los ruiseñores como cifra y resumen de toda la poesía de la Naturaleza; pero no los había oído. Estos artistas no iban nunca por la Mancha. Puso atención, creyendo oír odas y canciones, y su semblante expresaba un éxtasis melancólico, aunque a decir verdad lo que se oía era una conversación de miles de picos, un galimatías parlamentario forestal, donde el músico más sutil no podría encontrar las endechas amorosas de que tanto se ha abusado en literatura. Miquis se echó a reír, y como si tuviera gusto en despoetizar la hermosa situación en que ambos se encontraban, dijo de improviso: «Isidora, ayer he estado trabajando en el anfiteatro con el Dr. Martín Alonso desde las dos hasta las cinco.
7 Les hablarás mis palabras, mas no oirán ni cesarán; porque son rebeldes. 10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito delante y detrás; y había escritas en él endechas, y lamentaciones, y ayes. 1 Y me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallares; come este rollo, y ve y habla a la Casa de Israel. 2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
Vuestras endechas protestarán por mucho tiempo contra la suerte de vuestra patria. Haced versos y poblad el rio de seres fantásticos, ya que las naves no vienen á turbar el terso espejo de sus aguas.
Comenzó a componer endechas y letrillas que hubieran podido servir para Nuestra Señora, y largos y conceptuosos discursos con que pensaba abordar a su amada, en la primera ocasión. Algunas noches, apagando la luz de su aposento, pasábase horas enteras asomado a la ventana.
Movía el ciego sin cesar su cabeza, cual si quisiera dirigir las palabras de su canto a diferentes partes del cielo, y ponía en algunas endechas una vehemencia y un ardor que denotaban el entusiasmo de que estaba poseído.
Palabra del Dia
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