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Actualizado: 4 de junio de 2025


La sotana del clérigo, las enaguas de la joven tremolaron: les costaba trabajo avanzar. Por fin alcanzaron el gran portal de Montesinos. Se limpiaron el rostro con el pañuelo y repusieron el desorden de sus vestidos. El P. Gil volvió a dirigir una mirada curiosa y escrutadora a la oscura puerta en cuya cima ardía siempre la lamparita de aceite.

Por debajo de las rizadas enaguas aparecían sus pies desnudos, pues habían hecho promesa al Cristo de seguirle descalzas durante la procesión. Pasaban también ancianas apergaminadas y rugosas como debía ser la «Viuda del farolito» , que lanzaban suspiros y lágrimas contemplando el dorso del milagroso Señor.

Quítese usted el que lleva puesto». Bien pronto la Cytherea se quedó en enaguas. «Es lástima que no se lleve usted también mis botas dijo Isidora sentándose y apoderándose con verdadera furia de uno de sus pies para descalzarlo . Llévelas usted para que las use su señora». Y se quitó una bota. «No, no tanto dijo Botín ; conserve usted su calzado».

La Teodora, sin dejarse ganar por la emoción de los presentes, tranquila y segura de su pericia, introducía por entre la hojarasca de las enaguas su mano envuelta en el pañuelo, buceando durante mucho rato en este oleaje de tela almidonada. La virgen permanecía inmóvil, con los ojos entornados, sin un gesto, coloreándose ligeramente por el dolor y las cosquillas.

Ella era la culpable de todo, ella la que iba á tener el buque encantado en este puerto, quién sabe hasta cuándo, con su poder irresistible de bruja. ¡Ah, las hembras!... El diablo va como un perro faldero detrás de sus enaguas... Son la podredumbre de nuestra vida.

Pero se detuvo, impresionado por el aspecto de la generala. Nunca la había visto tan interesante: ni aun cuando se defendió de él con el látigo. Vengo á pedir al gobierno dijo solemnemente la amazona que me el mando de un batallón. Yo me encargo de batir á ese sinvergüenzón. Y añadió que lo traería allí mismo, atado con una cinta de sus enaguas.

Se fueron, y dos horas después, cerca de un rancho, encontramos otra partida de jinetes, con lanzas también, y con esos caragüelles bombachos que parecen enaguas recogidas en las botas; pero éstos llevaban al cuello pañuelos blancos.

La hierba seca que pisas, Al verte, se reverdece. ¡Dios nos asista! exclamó Rosa Mística, poniéndose las terceras enaguas ; también saca a colación la misa en sus coplas profanas; y los que lo oigan, como saben que soy dada a las cosas de Dios, dirán que lo canta por lavarme la cara. ¿Si pensará ese barbilampiño burlarse de ? ¡No faltara más!

Viven pegados a las enaguas de las beatas, como los gatos... Mira: yo, cuando salgo de decir misa, como ahora, y llego a casa, nunca dejo de soltarles media docena de... Pero , si estás agraviado, puedes llegar sin inconveniente a la docena. Una carcajada brutal, semejante a un rugido, sacudió su pecho vigoroso al pronunciar estas palabras. Sus ojos brillaron con franca, cordial alegría.

Sus pies calzaban medias de seda, ceñía su talle corsé de raso, era pródiga en perfumar el baño, cuidábase con ahínco las manos y, aunque hiciese ostentación de vestir humildemente, la ropa blanca que gastaba era un primor en adornos, lienzos y hechuras: bajo vestidos lisos y de lana, solía ocultar enaguas guarnecidas de costosos encajes.

Palabra del Dia

rigoleto

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