United States or Armenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


El mucho amor con que he mirado los establecimientos patagónicos por el conocimiento que iba tomando de las ventajas que podian producir al Estado, me empañaba cada dia mas y mas á sostenerlos y fomentarlos: pero ni mis constantes esfuerzos, ni las repetidas representaciones con que hacia ver su importancia por los descubrimientos y experiencias de la produccion de sus terrenos, fueron capaces á contrarestar el espíritu de oposicion que les persiguia; y al fin triunfó esta, dejándolos reducidos al extremo que hoy se mira.

Y era verdad que lo único que empañaba la alegría del rústico millonario, era que no viviese el alto e imponente señor para darse el gusto de tratarle como un igual, coronando así el éxito de su asombrosa fortuna.

Me fijé más aún, me fijé con el tenaz ahinco de una curiosidad entre novelesca y compasiva, entre parisiense y cristiana, y llegué á distinguir que aquella mujer tenia apoyado el codo derecho sobre uno de los quicios de las maderas, mientras que dejaba caer el rostro hácia adelante con un descuido tal, que su aliento empañaba los cristales.

»El mal que me consumía empañaba el color de mi rostro; la frente de Teobaldo estaba surcada de prematuras arrugas, y Carlos, sin que por mi parte pudiera explicarme la causa, aparecía el más triste de todos. Con lágrimas en los ojos, nos abrazamos exclamando: »Todo ha cambiado, excepto nuestros corazones.

Y se dejó caer jadeante en una silla, sintiendo que, con la agitación de la danza, comenzaba a rodar todo en torno de ella; la explanada, la gente y hasta la gran torre de Marchamalo. Eso es er calor decía el padre gravemente. Un poco de refresco y se te pasará añadía Luis. Le presentaba una copa llena de aquel líquido de oro, coronado de burbujas, que empañaba el cristal con su frescura.

Los rayos de sol penetraban por entre las junturas de los cortinajes, liquidando en resbaladizas gotas el vaho que empañaba los vidrios, y posándose luego en rasgos o girones de luz sobre los rasos de colores. En el suelo, confundida con las de la alfombra, había quedado alguna que otra flor pisoteada y marchita.

Por la noche, Sagrario habló a su tío, admirando aquella energía que le impulsaba a aceptar toda clase de trabajos para no ser gravoso a la familia. Estaban en el claustro, apoyados en la balaustrada. Abajo, el jardín obscuro, con sus penachos negros y ondulantes; arriba, un cielo de verano, esfumado por la bruma calurosa, que empañaba el brillo de los astros.

Es preciso que yo lo sepa; pero apúrate, apúrate, que ya empieza a repicar la campanilla. El señor desconocido me tomó la mano; fijó largo rato sus ojos penetrantes en los míos, como si quisiera indagar con su mirada el fondo de mi alma. Mi corazón latía violentamente, mi espíritu se extraviaba, una nube me empañaba la vista. Pero, ¿qué te preguntó?

¿Y porqué me iba a agitar? ¿No se realizaba mi sueño más querido? ¿No se abría para mi un porvenir que no empañaba la más leve nubecilla. Así, confusamente reparé en algunas señoras de edad que me sonreían al pasar, y sentí una inmensa lástima por ellas, al ver que eran demasiado viejas para casarse.

En un testero de pared, llenando un hueco entre dos cuadros, se veían brillar dos espadas de duelo que representaban la dignidad y el valor. La alfombra no tenía motas, ni manchas de ceniza de cigarro; ni un átomo de polvo empañaba los muebles. ¡Menos cinco!