United States or Hungary ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sobre todo, ¿por qué no amaba todavía al hijo de sus entrañas, en cuanto hijo, no en cuanto concepto?... «¿Hijo o hija? Misterio pensó Bonis, que en aquel instante dudaba de la sanción que la realidad presta a las corazonadas . Tal vez hija; aunque, ¡Dios no lo quiera! Misterio». Y levantó el embozo de la cama, y se metió entre sábanas.

Con un tirador como el príncipe, estas condiciones resultaban graves. Efectivamente; el príncipe las encontró aceptables. Buenas noches dijo sumiéndose en la cama y remontando el embozo hasta sus ojos. El sueño volvió á apoderarse de él, una vez satisfecha su curiosidad.

Y diciendo esto sacó su espada del desarme, se retiró dos pasos del otro, que había quedado inmóvil, y luego se embozó y tiró la calle adelante por donde había desaparecido la tapada. El vencido quedó solo, inmóvil; un momento después de haberse alejado su generoso vencedor, relumbraron luces en una calleja y adelantó un hombre, á quien seguían otros cuatro.

No es esto decir que en mi tierra no se abuse de la capa. Me acuerdo de un médico que nos visitaba en el lugar, siendo yo niño, el cual no la abandonaba jamás; iba embozado en ella y no se desembozaba ni aun para tomar el pulso, tomándole por cima del embozo. Claro está que quien no se quita jamás la capa, menos se quita el sombrero, sino en muy solemnes ocasiones.

La triple intervención que se anuncia es la primera que ha tenido lugar en los nuevos Estados americanos. El bloqueo francés fué la vía pública por la cual llegó a manifestarse sin embozo el sentimiento llamado propiamente americanismo.

En 1804 interesábase la ciudad porque el virrey dictase cierta providencia; mas él, creyendo que la cosa no era hacedera o que no entraba en sus atribuciones, decidió consultar al monarca. El pueblo, que lo ignoraba, se echó a murmurar sin embozo, y en la puerta de palacio apareció este pasquín: ¡Avilés! ¡Avilés! ¿Qué haces que por la ciudad no ves?

Después de la primera visita D. Benigno bajó cojeando la escalera; y ciñendo estrechamente al cuello el embozo para abrigarse bien, dijo dentro de su capa: «No sirve, no sirve para el caso». Partió, pues, a los Cigarrales en compañía de Alelí, que ya casi no se podía tener derecho, y allí, en aquel delicioso edén de almendros, aconteció lo que pronto, muy pronto verá el juicioso lector.

Señor Roque, del baile.... Y al acostarse, al dejar en una percha una prenda de abrigo interior, de franela, murmuró a media voz don Álvaro, como hablando con el lecho, a cuyo embozo echaba mano: ¡Lástima que la campaña me coja un poco viejo!...

Por los pies me ha conocido el ingenio de vuecencia; es difícil que conozcan á algunos por la cabeza. Hay quien puede en pies de cabra enderezar su soberbia, porque lo que todo es aire, cualquier cosa lo sustenta. Y acabado el romance, se dejó caer el sombrero sobre la cabeza, se embozó de nuevo, y se volvió á la puerta franca. El duque se adelantó y cerró aquella puerta. Sois mi prisionero dijo.

En la cama del enfermo, la colcha de damasco rojo de los grandes días, y vuelto sobre ella, el amplio y bordado embozo de una sábana de lujo; las almohadas, con fundas de grandes guarniciones muy tiesas y escaroladas, y el enfermo mismo, con camisola limpia, calentada poco antes al brasero y sahumada con tomillo, sobre el espeso chaquetón elástico que le abrigaba el tronco; junto a la cama, una alfombra en lugar del felpudo de siempre; encima de la cómoda, cayendo en airosos pabellones por los lados, otra colcha de las buenas de la casa, y sobre ella, esperando mejor destino, el crucifijo de marfil, seis candeleros de plata, un vaso con agua bendita y un ramito de laurel.