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Actualizado: 3 de junio de 2025


Su razonamiento era firme y caluroso; sus conclusiones tenían una elocuencia que no suele encontrarse en los informes administrativos y que en Delaberge no era tampoco habitual.

Contra esto se enfurece Alfieri, declama con severa elocuencia y se desata en invectivas y en raudales de indignación. Para complacer al príncipe, magnate o tirano, a quien se sirve y de quien todo se espera o teme, importa adular, encubrir a menudo las verdades más provechosas al género humano y emplear un estilo sin nervio.

Lo que allá es cuestión de pesos, de reis ó dollars, por acá es asunto de chelines, francos, thalers ó florines: los nombres varían, pero el dinero tiene en todas partes la misma elocuencia para todos los pueblos.

De sus labios estaría pendiente el Congreso entero, unas veces convencido, otras veces indignado; pero siempre bajo la influencia poderosa de aquel chorreo de elocuencia. ¡Inútil afán el suyo! Cuanto más miraba y más quería oír, menos hallaba lo que iba buscando. Había allí verdadera fiebre habladora; pero ¿quién de los que hablaban valía el trabajo de ser oído diez minutos con paciencia?

Algo de esto entiendo yo que hay en el libro del señor Don Pompeyo Gener, por más que me deleite leerle y aplauda el fervor propagandista y filantrópico que le ha dictado, y la elocuencia, el saber y el alto y claro entendimiento que en todas sus páginas resplandecen.

Era una de sus divisas. ¡Oh! si la veía, la hablaba, le decía que sin ella ya no podía vivir, que venía a rondar su casa como un enamorado de veinte años platónico y romántico, que se contentaba con ver por fuera aquel paraíso.... , todas estas sandeces le diría con la elocuencia que ya se le ocurriría a su debido tiempo. El caso era que, por casualidad, estuviese en el balcón.

Iba á perpetrar un crimen sin conocerlo. Su elocuencia era la justificación prematura de un hecho sangriento; y para el que conocía su próxima realización, las galas de aquella oratoria juvenil eran espantosas y sombrías. Lázaro entró en el café: aún no se atrevió, aunque tema la persuasión de ser recibido con benevolencia, á presentarse en el centro del club.

Estos reproches no eran amargos como otras veces, sino resignados, sumisos, y contenían una suprema súplica. El último vestigio de su orgullo había muerto, y la elocuencia le venía de la sinceridad de su espíritu fecundado por el sufrimiento.

Un historiador se propone retratarme la sencillez de las costumbres patriarcales; recoge abundantes noticias sobre los tiempos mas remotos, y agota el caudal de su erudicion, filosofía y elocuencia, para hacerme comprender lo que eran aquellos tiempos y aquellos hombres, y ofrecerme lo que se llama una descripcion completa.

El traje de la de Astorgüela era sencillo y negro, de un negro brillante y nuevo, junto al cual pardeaban la sotana y el manteo de Tirso. Lo primero comenzó ella pido a usted mil perdones por mi atrevimiento: debía haber procurado esta entrevista de otro modo, pero deseaba que honrase Vd. mi casa y quería que hablásemos a solas; ante todo, para felicitarle por su elocuencia y su rasgo de valor...

Palabra del Dia

rigoleto

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