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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Un hombre de fisonomía adusta, entrecano, voz fuerte, sucede en la tribuna al eminente filósofo. Es Pelletán, el riguroso contendor del imperio, el compañero de Simon en el Cuerpo Legislativo, el autor de aquellos panfletos candescentes de La profesión de fe del siglo XIX, el Mundo marcha, etc. No habla, pontifica; no arguye, declama.
Se aprende lo que declama el catedrático, sin curiosidad alguna de ir más allá.
Y con esta seguridad, los pájaros reanudan su canto, las fuentes vuelven a correr y las flores a embalsamar el aire, como si aquel señor no estuviese allí. Impasible en medio de toda aquella agradable algarabía, el subprefecto invoca en su corazón a la Musa de los comicios agrícolas, y lápiz en ristre, declama con voz de ceremonia: Señores y queridos administrados...
El romance, casi siempre de índole narrativa, se declama con tal ligereza y rapidez, que nunca cansan, por largos que parezcan, y sus períodos complicados, interrumpidos con frecuencia por incisos, pasan con viveza extraordinaria.
Señores y queridos administrados declama el subprefecto, con su voz ceremoniosa. Interrumpido por una carcajada, vuelve la cabeza y no ve más que un gran picoverde que lo mira riéndose, de patas en el sombrero apuntado. El subprefecto se encoge de hombros e intenta reanudar su discurso; pero el picoverde lo interrumpe, gritándole desde lejos: ¿Para qué sirve eso?
Es un Anacreonte del follaje, un poeta que declama á gritos con la copa entre los labios y los ojos en el cielo. Pero los sedientos la acechan; los parásitos acuden para explotar su desinterés. Un rezumamiento de líquido azucarado en los bordes del brocal denuncia los placeres divinos de su recogimiento.
Contra esto se enfurece Alfieri, declama con severa elocuencia y se desata en invectivas y en raudales de indignación. Para complacer al príncipe, magnate o tirano, a quien se sirve y de quien todo se espera o teme, importa adular, encubrir a menudo las verdades más provechosas al género humano y emplear un estilo sin nervio.
Palabra del Dia
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