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Actualizado: 6 de julio de 2025
Algunas veces discutía con Frígilis, en quien reconocía la madera de un libre pensador, pero mal educado.
Bien es verdad que el amor á su país, lo que llamamos nuestro país, no es el atributo de una mujer, sino de la mujer, especialmente cuando se ha educado en uno de esos pueblos en donde imperan aún las costumbres del Asia. En el amor ardiente, imaginativo, vaporoso, poético, que la mujer profesa á su tierra natal, hay un algo que pone la naturaleza, y otro algo que ponen la educacion y el hábito.
Nuestro prelado no está educado para esas libertades. Dígame usted: si yo para contestar una demanda tendría que consultar con Castro Pérez, o con cualquier tinterillo, ¿qué haré si un día llego a diputado y tengo que legislar?
Llegado a sargento, se casó con la hija de un escribano, llamado Sandoz, educado en las ideas de los enciclopedistas y libre de todo prejuicio religioso. He vivido muchos años, sin conocer a Dios más que por los escritos de D'Alembert y de Diderot y, después, por los de Rousseau y Voltaire.
En Lope hay dos hombres: el gran poeta español y popular y el poeta artístico, educado, como todos sus contemporáneos, con la tradición latina e italiana. Estas dos mitades de su ser se armonizan cuando pueden, pero generalmente andan discordes, y, según las ocasiones, triunfa la una o triunfa la otra.
Ese, decía, es de los nuestros. Monta á caballo como el viejo Pew, que nos ha educado; es incansable andando; maneja la carabina y el cuchillo; ha pescado en los grandes lagos... ¿Por qué, con tu dinero, no has encontrado un muchacho vigoroso como el conde Cristián, en lugar de buscarte ese bicho de Sorege? Puesto que Julio Harvey y Cª. pagan el dote que tu quieres, debías haber escogido lo mejor.
Sofía Jansien resumió todas las opiniones con su voz de clarín: Si ha de perder a su hija, más vale que no la haya educado él mismo, pues así se consolará más fácilmente. Si vive, tendrá tiempo para hacer que olvide el pasado y para hacerla feliz... Señoras, no nos enternezcamos por Lacante... Ha amado y esto basta; su misión está cumplida. El gran negocio en esta vida es el amor.
El joven encendió las dos lámparas de la chimenea sin llamar al criado, que era su único servidor y el único ser viviente asimismo que habitaba con él en aquel cuarto. Pepe Castro era hijo de una ilustre familia de Aragón. Su hermano mayor llevaba un título conocido y tenía una hermana además casada con otro título. Se había educado en Madrid. A los veinte años quedó huérfano.
Las cartas que la primera parte contiene parecen escritas por un joven de pocos años, con algún conocimiento teórico, pero con ninguna práctica de las cosas del mundo, educado al lado del señor deán, su tío, y en el Seminario, y con gran fervor religioso y empeño decidido de ser sacerdote. A este joven llamaremos D. Luis de Vargas.
D. Jacinto de la Mota jamás fue hipócrita ni falso en sus devociones, ni en la austeridad de su vida. Educado severamente, muy correcto en todo y guiado por el santo temor de Dios, cumplía con sus deberes, sin el menor asomo de jactancia.
Palabra del Dia
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