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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Dragut se hizo recompensar el servicio encareciendo á Solimán la importancia de la conquista como base de las sucesivas de Malta, Sicilia, Cerdeña y Córcega y aun de Italia, que brindaba al Sultán por empresas dignas de su pujanza y á las que contribuiría de buen grado.

Desde á poco vino D. Sancho de Leyva de saquear la nave, y subiendo á la galera de Juan Andrea le dije que cómo no había entrado tras las galeras, importando más tomar un bajel de remo que 50 naves, á lo cual me respondió que no era cosa de hablar en ello, porque era gran peligro, y que allí había estado el Príncipe Doria sobre Dragut y se le había salido con las galeras rastrando del otro cabo del puente ó Cántara, y le había dejado por escarnio en una torre que está allí y que teníamos á la vista, colgado un priapo de hombre, á lo cual yo le respondí que había muy gran diferencia de lo uno á lo otro, por la ventaja que había de todas las galeras de Dragut á aquellas dos sobre que habíamos amanescido con tal armada y á la imprevista y sin que pudiese haber defensa que estorbase la entrada, especialmente teniendo tan buen piloto como me había dicho que tenía en Chuza Muza, que le había guiado yendo en la proa de la galera hasta donde llegó.

Su nombre era terriblemente popular en toda la costa mediterránea ocupada por los infieles. Los mahometanos le temían como al demonio; las moras hacían callar a sus pequeñuelos con la amenaza del comendador Febrer. Dragut, gran corsario turco, le apreciaba como único rival digno de su valor.

Aquella tarde vino un moro viejo á caballo con otro de á pie con él, de parte del jeque y los gervinos, diciendo que no querían pelear contra la gente del Rey Felipe, antes se holgaban y se tenían por muy dichosos en estar debajo de su amparo y protección, y ofrescían de ayudar de muy buena gana á echar á Dragut de Trípol y de toda Berbería.

Vista la poca gente que había, se determinaron en la ida de los Gelves, de Cabo Palos; escribieron al Bajá del Caruán, y enviaron un moro á Trípol por espía para saber la gente que tenía Dragut dentro y ver si se fortificaba. Diéronle tres escudos, y no volvió con la respuesta. También asoldaron unos jeques de alarbes para que viniesen á servir en los Gelves.

El Duque. Si no hubiesen pasado por D. Álvaro de Sande tantos trabajos, maravillarme hía de que se le olvidase que su parecer no fué tan ambiguo, pues no obstante que lo que allí se resolvió fué lo más acertado, conforme á los tiempos y á la poca salud que el ejército tenía, y á la gente que nos había faltado, y de manera que yo me resolviera en ello, aunque no tuviera el Consejo y parescer de las personas que llevaba; pero no dudo de que cuando D. Álvaro vea estos apunctamientos le volverá á la memoria que especificada y abiertamente fué del parescer de todos, y que en público y en secreto lo trató diversas veces conmigo, inclinándose á la ida de los Gelves luego que se supo de las galeras que quedaron atrás que dejábamos á Dragut en los Gelves, de la gente de las cuales supo de nosotros, porque de la escaramuza no había tomado lengua, como asimesmo tampoco la tomamos nosotros; y fué más de esta opinión cuando supo que era ido á Trípol, en que yo me conformé por ver la falta que de la gente que sacamos de Sicilia había, y la que de cada día iba faltando, porque lo de Trípol se ponía en peligro y lo de los Gelves era cosa segura y hacía muy cierta la empresa de Trípol, por ser el principal sustento de aquella plaza y de los turcos que la guardan, como se podría discurrir largo y se ve por el gran esfuerzo que Dragut hizo en cobrarlos y el peligro en que se puso toda la armada del turco, quedando sin gente y sola, como quedó; dejado aparte que el tiempo no estaba para ir allá, y el temporal que nos trujo á los Gelves era viento por proa para Trípol, y de más de diez millas por hora, y duró tanto que se pudiera ir bien tarde á Trípol si se esperara en el Seco del Palo, y aun nunca á tierra de cristianos, pasando adelante la mortandad de la gente que cada día iba cresciendo, lo cual cesó en los Gelves, por ser la tierra muy sana y haber salido la gente de la mar; así que lo sobredicho no lo digo porque lo hice por parescer de D. Álvaro, pues yo lo hiciera y no se podía hacer otra cosa, sino por decir lo que á él se le olvida, pues lo que se hizo con deseo de servir al Rey nuestro señor y con toda la razón de guerra del mundo, y no sin pelear y peligro, como es ordinario en tales jornadas no me paresce que es razón, porque la fortuna haya querido ser contraria, y que fuese adverso el fin, que quede por olvidado lo que fué bueno; y para tornar mejor á la memoria su parescer á D. Álvaro, no dudo de que se acordará que queriendo junctar otra vez el Consejo, como se hizo para tratar de nuestra ida y desembarcación y conquista de aquella isla, le dije que conociendo yo en D. Sancho de Leyva que todo lo que se proponía, paresciéndole que salía de él, lo contradecía, que me parescía que aquel día no se conformase conmigo, y que vería cómo tiraba á D. Sancho á todo lo que al servicio de S. M. convenía, y entonces fué cuando votó que él haría lo que yo le ordenase, cierto diferentemente de lo que concertamos, pues en lugar de dar desvío para traer á D. Sancho á lo que convenía y había tratado con él, se quiso poner en seguro de que yo huelgo mucho que lo esté; y digo que sea así, que yo lo determiné sin él, y que salió bien, y saliera mejor si las galeras no se perdieran al fin de la jornada, con que se perdió todo.

Durante la noche arrastró por él una á una sus embarcaciones, y al amanecer, con asombro del Capitán general de la mar, el puerto estaba vacío: sólo quedaba en él una señal infame con que Dragut mofaba á su enemigo, y una vez más daba á entender el valor que tiene el tiempo en acciones de guerra.

Vieron que les convenía más el sistema de contemporización, por el cual el jeque Mazuad hizo sumisión en forma, obligándose á pagar el tributo mismo que la isla satisfacía al Sultán Solimán y á Dragut.

Como el Bajá con toda su armada se puso al derredor del fuerte esperando la venida de Dragut, el cual llegó con 16 galeras y galeotas de Trípol, y trajo 2.000 hombres, entre turcos y renegados y moros, y su artillería y municiones y vituallas, y en llegando se comenzaron á desembarcar, dos millas lejos del fuerte, hacia Poniente, con gran desorden, y así estuvieron dos días, hasta que se acabó de desembarcar todo lo que habían de sacar en tierra, en esto el Sr.

En Cabo de Palos se supo de unos jeques de alarbes que vinieron á ofrecerse de servir contra los turcos, como Dragut quedaba en los Gelves con 400 caballos y hasta 1.500 hombres de pie entre turcos y moros, y quél era el que había escaramuzado con los nuestros al agua, y el que había hecho el daño en la gente de las ocho galeras, y quel día antes que llegasen nuestras galeras había peleado con la gente de la isla, al paso, y roto y muerto muchos moros gervinos, y robado y quemado los casales y haciendas de los que no eran de su parcialidad.

Palabra del Dia

condesciende

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