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Actualizado: 21 de septiembre de 2025


Y no yo cómo el muerto tuvo lugar para encomendarse a Dios en el discurso de esta tan acelerada obra. Mejor fuera que las palabras que en la carrera gastó encomendándose a su dama las gastara en lo que debía y estaba obligado como cristiano. Cuanto más, que yo tengo para que no todos los caballeros andantes tienen damas a quien encomendarse, porque no todos son enamorados.

Las lenguas no se habrian formado; y aun suponiéndolas formadas no se habrian podido conservar. En todas ellas, no solo en la complicacion de un largo discurso, sino tambien en las enunciaciones mas sencillas, se halla la expresion de un fondo de verdades generales, necesarias, que sirven como de trama para el enlace de las contingentes.

La síntesis de su discurso era que él no sentía respeto alguno hacia el estado eclesiástico, y que padecían una equivocación lamentable los que se atrevieran a suponer que él, Pepe Raya, dejaría de dar al cura, en cuanto pusiese el pie fuera de la iglesia, una de babor y otra de estribor, y acaso también una buena patada en la popa que se la metiera bajo el agua.

Reponiéndose, no obstante, de la consternación que el tremendo discurso de doña Inés le había causado, y por lo mismo que ella con su feroz acometida le acorralaba y, como suele decirse, le ponía entre la espada y la pared, don Paco habló, al fin, con energía, y dijo de esta suerte: La gente podrá decir lo que le la gana. Yo me río de la gente, porque lo que dice es injusto.

¿Cree usted, alma de Dios continuó el Ministro exagerando el tono declamatorio de su discurso , que un papel que se emite a setenta con un interés de veinte, no subirá otros veinte..., diez, siquiera, al siguiente día de cubierto el empréstito..., al abrirse éste quizá? Pues vende usted en el acto, y de este modo hace usted en un par de días el negocio del siglo.

A me fuera interés acabar, mas no lo es, pues, con discurso mejor, me da la vida el temor de lo que será después.

¿Qué diantres de personajes serán estos viejos? se preguntaba él cavilando . ¿Serán en realidad profundamente sabios, estarán de buena fe, llenos de vanidad y de soberbia por la comodidad y el regalo con que viven, gracias a sus envidiables inventos o habrá en ellos algo de embaucadores y de farsantes? Así discurría Miguel de Zuheros, pero se callaba y ni al doncel sutil confiaba su discurso.

Tal era la posición que el ministro ocupaba, cuando inclinó la cabeza sobre el borde del púlpito al terminar su discurso. Entre tanto, Ester Prynne permanecía al pie del tablado de la picota con la letra escarlata abrasando aún su corazón. Oyéronse de nuevo los sones de la música y el paso mesurado de la escolta militar que salía por la puerta de la iglesia.

El Arcediano se quedó con el abanico abierto, inmóvil, como aspa de molino sin aire. Comprendió de repente que acababa de ser desbancado; de papel principal se convertía en partiquino. En efecto, su discurso, que escuchaban con deleite curas y damas, se ahogó sin que nadie lo echase de menos.

Cuán vanos son estos argumentos i cuán fáciles de echar por tierra! como mostraré clarisimamente andando por el discurso de esta historia, porque ahora me llaman los sucesos de la Inquisicion i las persecuciones levantadas contra los judíos conversos.

Palabra del Dia

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