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Actualizado: 5 de octubre de 2025


-Jamás la dije -dijo a esta sazón la que hasta allí había estado callando-; antes, por ser tan verdadera y tan sin trazas mentirosas, me veo ahora en tanta desventura; y desto vos mesmo quiero que seáis el testigo, pues mi pura verdad os hace a vos ser falso y mentiroso.

¿Y ese usted? ¿ese encogimiento...? Yo... yo soy siempre la misma: siempre contenta, siempre amándole a usted, siempre dando gracias a Dios por el bien que me ha hecho... Me parece, Amparo la dije conmovido que sufres, que no eres feliz, que estás contrariada.

En las ramas de los álamos se oía ya el roce de las hojas amarillentas, y los helechos dejaban caer sus tallos como criaturas heridas que apenas pueden tenerse en pie. Me entristecí: «La Naturaleza entera va a morir dije; ¡Ah! ¡Si se pudiera morir con ellaEntonces me acordé de todas las burlas que había leído u oído sobre las impresiones sentimentales del otoño.

Me parece que debe usted sentir dejar esta hermosa vida, le dije yo con el aire del más grande interés. J. JANIN, «El asno muerto». Una numerosa multitud llena la plaza y las ventanas, los balcones y los tejados de las casas de la misma: las murallas y hasta las fortificaciones, han sido también invadidas por la multitud.

Nuestras madres son por naturaleza afectivas, y como el afecto obra instantáneamente sobre la fantasía, son tambien por naturaleza fantásticas, pero si la naturaleza pone una parte, la educacion y el hábito ponen otra, como antes dije.

Y, sin embargo, me daba cuenta de que nada en aquella crisis de mi vida habría podido curarme como el amor de una criatura como esa. Volví a su lado, pero nada le dije.

Yo no conté en el convento mis aventuras fantásticas; dije que era un «tourista» curioso que recorría, tomando apuntes, el mundo entero. Y esperando que mi oreja cicatrizase me abandonaba en una dulce laxitud de alma, a aquella paz del monasterio. Mas estaba decidido a dejar bien pronto la China; ese Imperio bárbaro que ahora odiaba terriblemente.

El año pasado, un día en que el señor se fue... La señora le rogó mucho que no la dejara sola... Pero él se marchó, y entonces la señora lloró mucho, mucho, y habló de la muerte... Cuando el señor volvió, yo le dije que tuviera cuidado con lo que ella pudiera hacer. ¿Qué tiene usted que contestar a esto? dijo con frialdad Ferpierre, volviéndose hacia el Príncipe y mirándolo fijamente.

¿Qué cosa puede ser -le dije yo- que, conviniendo tanto, sea imposible y no se pueda hacer? ¿Quién le dice a V. Md. -dijo luego- que no se pueda hacer?. Hacerse puede, que ser imposible es otra cosa.

Cierto banquero al mandarle el importe de una cuenta que le pareció excesiva le escribió diciéndole, poco más o menos: «le remito a usted lo que me pide y siento no poder seguir llamándome amigo de quien me trata con tan poca consideraciónDije a Pepe que esto me parecía humillante y repuso: «lo que hace falta es que pague.» «Mejor sería repliqué que cobrases algo menos y conservaras la amistad de un hombre que podría regatearte de mal modo lo que te daMe miró de alto a bajo y contestó: «el mejor amigo... un duroSufrí un desencanto y callé por espíritu de sumisión; pero se me hizo dura la conformidad.

Palabra del Dia

crocus

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