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Actualizado: 9 de octubre de 2025


Aquellas niñas, mil veces dichosas, no habían visto el mundo sino por su lado frívolo; no conocían la sociedad ni su mecanismo, ni sus orbes y gravitación admirables. Su instrucción se circunscribía a un poco de Catecismo, una tintura de Historia, ¡y qué Historia!, algunos brochazos de Francés y un poco de Aritmética.

En el mundo sólo tenía importancia lo que se relacionase con él. ¡A ver cómo no reventaban todas las gentes por cuya triste situación se preocupaba su primo! Si él era infeliz con toda su fortuna, ¿por qué habían de ser dichosas semejantes garrapatas?... Otra vez volvió á hacerse un largo silencio entre los dos. Terminaba la tarde; á lo lejos sonaba la sirena de un vapor.

Entonces recordé que las caviteñas se llaman andaluzas, conociendo á Cavite por el nombre de la Isla y á San Roque por el del Puerto, siendo tan marineras y tan resaladísimas las dichosas niñas, que en una ocasión una de aquellas, que veía que á un chiquillo lo iba á tirar el caballo que montaba, le gritó: ¡Fondea, muchacho, fondea!

, tal vez... Apartando la melancolía del reciente duelo me han parecido más serenas, y aún más dichosas que en otro tiempo. Sin duda, le habrían llamado la atención otras particularidades si hubiera usted, como yo, vivido desde hace quince años en su intimidad cotidiana. Así es que á menudo he sorprendido entre ellas los signos de una inteligencia secreta, de una misteriosa complicidad.

Vistióse, en fin, y poco a poco, porque estaba molido y no podía ir mucho a mucho, se fue a la caballeriza, siguiéndole todos los que allí se hallaban, y, llegándose al rucio, le abrazó y le dio un beso de paz en la frente, y, no sin lágrimas en los ojos, le dijo: -Venid vos acá, compañero mío y amigo mío, y conllevador de mis trabajos y miserias: cuando yo me avenía con vos y no tenía otros pensamientos que los que me daban los cuidados de remendar vuestros aparejos y de sustentar vuestro corpezuelo, dichosas eran mis horas, mis días y mis años; pero, después que os dejé y me subí sobre las torres de la ambición y de la soberbia, se me han entrado por el alma adentro mil miserias, mil trabajos y cuatro mil desasosiegos.

Eran dichosas. ¿A qué conturbar su felicidad, picoteándola con números? Que gocen de la vida, de los verdes años.

Con presteza y soltura de actriz, la viudita se viste y se desnuda; dáse vueltas en el espejo, torna la cabecita, rubia y rulosa, hacia los hombros, para contemplarse el perfil; se arregla el busto; sus manos vuelan ligeras, raudas, del pelo al talle, del talle a la falda, en toquecitos rápidos, a los cuales obedecen las prendas con no qué docilidad animada, como dichosas de servir de ornato a tan retrechera y remonona criatura.

LA ENFERMERA. ¡Mal hecho...! Mire usted la decoración en que ha de ejercitar sus facultades: es un palacio, que abrigó las fiestas más hermosas de antes de la guerra. Su decoración fué pensada para gentes dichosas.

Herminia, aterrorizada por la necesidad de sostener la conversación desde lo alto del terraplén, contestó con las primeras palabras que vinieron á su mente y que, naturalmente, fueron las que respondían mejor á sus íntimos sentimientos: ¡Ah! señor, buen susto nos ha dado usted.... y fuimos muy dichosas cuando tuvimos certeza de que no estaba usted gravemente herido.

Y bien dijo alegremente la de Ribert mientras la abuela volvía a suspirar, tanto mejor... Puesto que se dice que ya no es posible casar a las hijas, dichosas la que no tienen la vocación del matrimonio. , lo concedo dijo el cura. ¿Pero por qué ese estado de alma reina precisamente entre las jóvenes que se casarían más fácilmente?

Palabra del Dia

aprietes

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