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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Añaden dichas memorias, que por ser los cuatro sobre dichos los más principales, y sabios de su ley, pudo su ejemplo mover a todos los demás a su imitación, y así a la nueva de este suceso, conversión y bautismo fue admirable la general conmoción de toda la sinagoga, queriendo Dios acreditar en ellos la gloria de sus misericordias infinitas y de la omnipotente eficacia de su gracia, haciendo de aquellas piedras duras, hijos verdaderos de Abraham en el espíritu.

Que con esta ocasion le enviaba hácia la ciudad de los españoles que hay, procedidos de los de Osorno, junto á la Cordillera, á que viese á otro cacique que servia de sentinela á dichos españoles.

Más adelante, los Guaycurús, gente valerosísima, pero jurados enemigos del nombre de Cristo y de los españoles, en todos tiempos y lugares, por gran espacio del camino, de día y de noche, les disputaron el paso con las armas y estuvieron siempre á la mira para ver si podían dar sobre ellos y apresar el barco, y ó prender ó matar á los pasajeros; y una vez, á no haberse, por misericordia de Dios, levantado de repente un viento que llevó la embarcación á otro paraje, hubieran caído infaliblemente en sus manos, dando en una celada de centenares de dichos Guaycurús, que, escondidos en el agua hasta la garganta, esperaban para dar en ellos, á que el barco se pusiese á la bolina para pasar una estrechura, que por haber bajado la creciente, era muy difícil de montar.

Leyendo los versos no es posible formarse idea del efecto que produjeron dichos por él, con su voz cálida y envolvente, patético sin esfuerzo y con matices de infinita ternura o de varonil altivez. ¡Cómo tenía atentas y palpitantes a todas las mujeres! ¡Y cuánta era mi irritación al ver a Luciana suspendida de sus labios!

Gozaba el padre Carapulcra de la reputación de hombre de agudísimo ingenio, y a él se atribuyen muchos refranes populares y dichos picantes. Aunque los hermanos hospitalarios tenían hecho voto de pobreza, nuestro lego no era tan calvo que no tuviera enterrados, en un rincón de su celda, cinco mil pesos en onzas de oro.

Roger se instaló en un ángulo algo apartado del fuego, donde podía comer y beber con sosiego á la vez que observar los hechos y dichos de aquella extraña reunión, iluminada por la luz del hogar y tres ó cuatro antorchas colocadas en aros de hierro fijos en las ennegrecidas paredes.

Para el convento de la Encarnación y el de san Agustín, pintó cinco grandes cuadros y nueve para la Merced, pero casi todas estas obras son hoy desconocidas y habían desaparecido ya de dichos templos muchas en 1844.

Llamar innatas á estas ideas es contrariar la experiencia, y hasta desconocer la naturaleza de las mismas. No pueden ejercerse dichos actos cuando les falta el objeto que es la representacion sensible; y esta no existe sin la impresion de los órganos corpóreos.

El dicho capitán D. Juan de Castilla dió por respuesta que, aunque D. Alvaro y todos los otros capitanes hobiesen faltado de cumplir con lo que eran obligados, que él era cristiano y buen caballero, y soldado como todos ellos, y que no haría falta de lo que cumplía al servicio de Dios y de Su Majestad y á su honor, y que se maravillaba mucho dellos que tuviesen dél tan mala opinión que le enviasen á decir semejante embajada, que hobiese de hacer cosa tan vil y vergonzosa como era rendir el fuerte; y así les envió á decir que, si ellos querían defenderse y morir por la fe de Nuestro Señor Jesucristo y por servicio de su Rey, y por la honra y reputación de cada nación de las que allí había, que él tomaría el gobierno dellos y del fuerte, y que lo ternía por gran favor y honra que le hacían, y que esperaba de Dios de tener tan buen orden, que se habría la victoria, porque tenía aviso por una carta que había tirado un renegado con una flecha, aquella propia mañana, que les había de dar el asalto, y que ninguno se parase á pensar en la falta que había de agua ni de ninguna otra cosa, sino que cada uno atendiese á pelear y defender el fuerte y á mismos; y con esta respuesta envió al dicho sargento mayor, y que no queriendo así que ni él ni aquellos otros dos capitanes italianos con el resto de los soldados y de otros amigos suyos no querían sino pelear y morir antes que hacer cosa que fuese menoscabo de su honra, y no tornando dicho sargento mayor, los dichos capitanes de ahí á poco querían hacer consejo entrellos, y enviaron á decir á D. Juan de Castilla con un caballero de la orden de San Juan, que se llama Garay, que viniese á hallarse en consejo, y él, viendo que los turcos se ponían en orden y se juntaban, envióles á decir cómo los turcos estaban juntos en gran número en las trincheras y que tenían las armas en las manos, y que ya no era tiempo de otro consejo ni acuerdo sino de estar cada uno en su lugar como él y otros lo hacían, que servían al Rey, y que lo tuvieran por excusado, y que les rogaba que hiciesen lo que debían; y esto les envió por respuesta con el dicho caballero, el cual se lo dijo así á los dichos capitanes, y con esta resolución ellos hicieron su consejo y eligieron por gobernador al capitán Rodrigo Zapata, y así, de allí á un poco, en el caballero de Su Excelencia se arboló una bandera blanca de paz, y viéndola los turcos saltaron fuera de las trincheras y comenzaron á venir hacia el fuerte á parlamento, y buena parte dellos, con muchos de pie y de caballo, se fueron la vuelta de las galeras, porque habían oído decir que D. Alvaro de Sande estaba dentro dellas, y los que había en su guardia, viendo el fuerte en aquel término y creyendo que fuese ya perdido, se rindieron sin pelear, y Don Alvaro de Sande fué tomado por Barmuzo, cómitre real del armada turquesca, y fué llevado con una fragata en tierra, en la tienda del Bajá, el cual y Dragut también estaban en sus trincheras esperando la respuesta de lo que los del fuerte querían hacer.

Se uoluieron los reios á su tablado y gradas, guardándoles Jayme Mas, Alcayde de las cárceles secretas deste S.to Off.º y Baltasar Mas, Familias y su ayudante; se proseguió la missa siruiendo en ella y respondiendo los dichos músicos, y acabada la dicha missa los dichos reios ofrecieron sus velas al pie del altar al celebrante, y con esto tuuo fin el dicho Auto General.

Palabra del Dia

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