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Concebimos que se mide con el tiempo una serie de pensamientos, lo mismo que una serie de movimientos corpóreos. Podemos concebir que una cosa sucede á otra; pero esta sucesion es imposible, sin antes y despues, es decir, sin tiempo. Este cálculo vicioso en apariencia, tal vez indica que las ideas de sucesion y tiempo, no se han de explicar la una por la otra, porque son idénticas.

Ni la primera clase de hechos ni la segunda, nos dan idea intuitiva de la actividad de los seres corpóreos. Los hechos subjetivos ó las sensaciones, son inmanentes, esto es, se hallan en nosotros y en las cosas; y en cuanto subjetivos, no nos dicen lo que hay fuera de nosotros, sino lo que hay en nosotros.

Además, que aun con pocas esperanzas de buen resultado, no es dable dejar sin exámen una idea que tan de cerca toca á la base de todos nuestros conocimientos relativos á los objetos corpóreos: la extension. Algun motivo hay para investigar cuando todos los filósofos han investigado: ¿y qué sabemos si á largos siglos de esfuerzos les está reservada la luz, como el galardon de la constancia?

No es de este lugar el exámen del modo con que el fenómeno de la representacion está ligado con las afecciones de los órganos corpóreos; por ahora, solo me propongo consignar y explicar los hechos en la esfera ideológica, prescindiendo absolutamente de su aspecto fisiológico.

Las facultades intelectuales y morales nunca se ejercitan sin que funcionen algunos de los órganos materiales. Ahora bien; entre los órganos corpóreos está distribuida una cierta cantidad de fuerzas vitales de que disfrutan alternativamente en mayor ó menor proporcion, y por consiguiente con decremento en los unos, cuando hay incremento en los otros.

Luego los fenómenos corpóreos tienen una existencia real fuera de nosotros. Luego del testimonio de los sentidos nace una verdadera certeza, no solo fenomenal, sino tambien científica. La razon al examinar la relacion de la subjetividad con la objetividad en las sensaciones, justifica con su exámen el instinto de la naturaleza.

DE LOS ERRORES QUE OCASIONAN los sentidos. La razon humana, como hemos dicho, y conviene tenerlo presente, averigua las cosas de dos maneras, ó por la fuerza de razonar, ó por los sentidos. Del primer modo alcanza los primeros principios, y verdades que hemos llamado razon, ó luz natural. Del segundo descubre la naturaleza, y propiedades de los objetos sensibles y corporeos.

El estar situado en el espacio es estar contenido en el mismo: así concebimos todo lo que consideramos situado en él: Santo Tomás rechaza este sentido, cuando se trata de los seres espirituales, y dice, que si bien los corpóreos están en las cosas como contenidos; los espirituales por el contrario, contienen las cosas en que están.

La esencia de una cosa es aquello que la constituye lo que es; aquello que le sirve de fondo íntimo, siendo la raíz de sus propiedades; ¿quién nos ha dicho que conocemos ese fondo, esa raíz en los objetos corpóreos?

En la idea de espacio, tiene encerrado el universo corpóreo actual y todos los posibles; en la de tiempo incluye todos los seres finitos, sean ó corpóreos. Las mas notables son las siguientes. 1.ª El espacio tiene todas sus partes coexistentes; sin esta coexistencia, no es ni siquiera concebible la continuidad que le es esencial.