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La mano fina, aristocrática, trazaba rayitas paralelas en el margen de una cuartilla, después, encima, dibujaba otras rayitas, cruzando las primeras; y aquello semejaba una celosía. Detrás de la celosía se le figuró ver un manto negro y dos chispas detrás del manto, dos ojos que brillaban en la obscuridad. ¡Y si no hubiese más que los ojos!

¡Un vapor, un vapor! gritó azorado un muchacho, señalando, detrás de un recodo del río, una débil columna de humo que se dibujaba en el azul transparente del cielo.

E hizo una rápida incisión horizontal en el brazo, en el sitio en que una arteria se dibujaba en línea azulada en la blancura nívea de la carne. Los bordes de la herida se apartaron sin llenarse de sangre; sólo al cabo de unos segundos, dos o tres gotas negras rezumaron lentamente.

Los oficiales se miraron entre con expresión entre asombrada é incrédula; el capitán, sin atender al efecto que su narración producía, continuó de este modo: No podéis figuraros nada semejante á aquella nocturna y fantástica visión que se dibujaba confusamente en la penumbra de la capilla como esas vírgenes pintadas en los vidrios de colores que habréis visto alguna vez destacarse á lo lejos, blancas y luminosas, sobre el obscuro fondo de las catedrales.

Paco Ruiz parecía atender con cuidado al juego, mientras en sus labios se dibujaba vagamente una sonrisa sarcástica. Carmen también atendía á sus cartones, pero roja y confundida. El efecto que de repente produjeron á nuestro señorito no sólo aquellos dos seres miserables que tenía cerca, sino todos los allí congregados, no es fácil de describir.

El aya tardaba más de lo que había dicho; pero Elena no parecía reparar en ello. Quizá pensaba en las huellas de las lágrimas sorprendidas en los ojos de Marta; quizá se preguntaba cuál podía ser la causa del misterio que la rodeaba. Quizá también una imagen querida se alzaba ante sus ojos; porque a veces una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Su cara había palidecido; sus grandes ojos negros, brillantes de fiebre, acompañaban singularmente la sonrisa resignada que se dibujaba en su boca. En fin, el alma se revelaba bajo aquella ruda envoltura y daba cierta belleza a su rostro severo. Su voz vibrante, ardiente, tenía gran encanto cuando, como en aquel momento, tomaba un acento de autoridad mezclada de dulzura.

Cuando decía, verbigracia: «Se está usted humedeciendo los pies, condesa», la traducción exacta de la frase, que se dibujaba en sus ojos, era: «De qué buena gana, señora, se los secaría con mi aliento». Se había quitado el sombrero, y jugaba con él entre las manos afectando una posesión de mismo que estaba lejos de sentir.

Se interrumpió, se puso muy encarnada y permaneció delante de Mauricio, asombrada é inquieta por haber hablado tanto. El joven la miraba con un placer manifiesto. Herminia estaba vestida con un traje de batista muy clara y en el terraplén, sobre un fondo de follaje, coronado de racimos, su silueta se dibujaba de un modo encantador para un artista.

El rumor se comentaba, se dibujaba, adquiría detalles y ninguno lo ponía en duda. Se describía el traje de Cpn. Tiago, por supuesto, el frac, la mejilla levantada por el sapá del buyo, sin olvidar la pipa para fumar opio ni el gallo sasabugin.