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Actualizado: 31 de octubre de 2025


En lo que se detuvo don Quijote en que Sancho subiese en el alcornoque, tomó el de los Espejos del campo lo que le pareció necesario; y, creyendo que lo mismo habría hecho don Quijote, sin esperar son de trompeta ni otra señal que los avisase, volvió las riendas a su caballo -que no era más ligero ni de mejor parecer que Rocinante-, y, a todo su correr, que era un mediano trote, iba a encontrar a su enemigo; pero, viéndole ocupado en la subida de Sancho, detuvo las riendas y paróse en la mitad de la carrera, de lo que el caballo quedó agradecidísimo, a causa que ya no podía moverse.

Judit no cabía en de gozo; hubiera deseado que todo el mundo la viese. Y para colmo de embriaguez, en la calle de la Paz divisó a dos de sus compañeras, a las que saludó con toda la afabilidad que da la dicha. Eran dos primeras partes que aquel día iban a pie. Al fin, el coche se detuvo junto a la verja de la calle de Rívoli.

Sol quería llegar pronto, porque se había quedado triste doña Andrea. Y al llegar en esta conversación al colegio, Lucía besó a Sol con tanta frialdad, que la niña se detuvo un momento mirándola con ojos dolorosos, que no apearon el ceño de su amiga. Y de pronto, por muchos días, cesó Lucía de verla.

Luego, atravesando vías silenciosas y obscuras, entró en una barriada de edificios nuevos. Íbamos hacia la casa de Olga del Monte. Pero ¿qué interés tenía el general de mezclarme en sus rencores amorosos?... Se detuvo el vehículo en una avenida bordeada de copudos fresnos y anchas aceras. Los reverberos no eran tan numerosos como en el centro de la capital.

Ramiro se detuvo fijando la mirada en la extraña figura pintada en el infolio, dentro de dos triángulos de oro entrelazados. Nadie venía. De pronto la página del libro, produciendo el rumor peculiar de la vitela, se levantó lentamente, lentamente, y se dobló del todo ¡por sola! Ramiro se estremeció de la cabeza a los pies herido por el terror del misterio. Sus manos temblaban.

Además, la plata no se hace en un mes ni en un año: hay que contar con el tiempo, que vale tanto como el trabajo; hay que dedicar a una empresa, sea ésta cual sea, la mayor parte de la vida. Habían dado la vuelta entera al paseo, y el doctor se detuvo cerca de las ventanas del salón. Otra vez sonaba el piano.

Tan embebida marchaba en su pensamiento, que al llegar a la Cibeles, en vez de tomar la calle de Alcalá para ir a casa de Castro con quien estaba citada para aquella hora dió la vuelta como si estuviera paseando por aquel sitio. Cuando lo advirtió se detuvo vacilante. Al fin se confesó que no tenía grandes deseos de acudir a la cita.

Una sombra de mujer surgió entre los arbustos espesos que flanqueaban el camino. Se detuvo, miró con desconfianza hacia todos los lados, trató de penetrar con la mirada la obscuridad gris y se deslizó lentamente hacia la casa del guarda.

Pero se detuvo ante la familia de Nélida. El padre, sin moverse de su asiento, hablaba con Martorell, el poeta bancario, y Maltrana, después de escucharles unos segundos, se inmiscuyó en la conversación. Yo necesito, para abrirme paso, una señora que me proteja continuó don José . Pero eso no es fácil; en nuestro mundo hay modas, como en todos los mundos, y vanidades y categorías.

El Canelo se detuvo en su carrera y cayó herido mortalmente. El conde soltó una carcajada y dijo alargando la escopeta á miss Florencia: «Veo que aún no he perdido enteramente la puntería». Todos los circunstantes quedaron atónitos. Pedro se puso blanco como el papel; después le subió una ola de sangre á la cara y pasó un relámpago de ira por sus ojos.

Palabra del Dia

vengado

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