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Actualizado: 9 de junio de 2025


Demoran entre NE. SO., y las separa un profundo freu de 1 3/4 milla de ancho que queda reducido á un canal de unos 8 cables por el arrecife que despide la costa E. de la isla occidental ó Balot; la isla oriental se llama Saranganí. El paso que estas islas forman con la costa de Mindanao es profundo, limpio y expedito. Isla Balot grande.

El Rey se presenta disfrazado, siguiendo una escena admirable, en que se hacen resaltar los caracteres de ambos personajes de la manera más gráfica. Don Pedro es testigo de la arrogancia licenciosa de Don Tello, de la falta de respeto con que habla del Rey, y de los crueles sarcasmos, con que trata á la engañada Leonor. Sin embargo, reprime su cólera, y se despide sin darse á conocer.

Porque aquella naturaleza seria y salvaje, aquellos valles profundos cortados por riachuelos, salpicados de caseríos sumergidos en un mar de verdura, a que las distintas luces y los distintos matices parecen prestar flujos y reflujos fecundados por el trabajo, santificados por iglesias, siempre verdes, siempre bellos, siempre pavorosamente melancólicos, como lo es en la imaginación del campesino vasco la idea misteriosa de las Maitagarris, tienen algo de la silenciosa majestad de un templo, de la serena tristeza de los paisajes de otoño, que parecen llorar y sonreír al mismo tiempo; de la suave melancolía que inunda el alma al caer de la tarde, cuando la campana de la iglesia hace resonar el toque del Ángelus y se despide el día murmurando al oído del hombre aquella palabra mil veces repetida, sin pensar jamás en su alcance infinito: ¡Adiós!...

Después de haber charlado algunos instantes con la familia Belinchón, don Mateo se despide para recorrer todos los palcos, como tenía por costumbre; pero antes dice, dirigiéndose a Cecilia: ¿Cuándo llega? La joven se puso levemente encendida. No decir a usted, don Mateo... Doña Paula sonrió con malicia, y vino en auxilio de su hija.

Verdad que en la mitad de nuestra vida la ilusion vagarosa ya se aleja entre las sombras del ayer perdida; verdad que ya mi mente no refleja la plácida frescura de los años felices; mas ¿acaso, al ocultarse el astro luminoso de mi pasada juventud cercana en el sombrío ocaso donde áun despide claridad liviana, murió el fuego sagrado, la actividad eterna y sobrehumana que Dios me dió al nacer? ¿No hay en la tierra nada capaz de enaltecer mi canto?

El tío Tremontorio, sin levantar los ojos de su labor, le despide canturriando con su áspera voz esta copleja: «Por goloso y atrevido muere el pez en el anzuelo; porque yo no soy goloso en paz y libre navegoSuponte ahora, lector, que estamos en un día de fiesta. ¡Bolina!... ¡Bolina! grita la voz de Tremontorio. ¿Qué hay? responde Bolina saliendo al balcón.

Al día siguiente, las dueñas y las doncellas del cuarto de la duquesa fueron despedidas por el mayordomo. Pero, ¿por qué se nos despide? dijo una doncella que había sido envuelta sin culpa en el naufragio universal. No lo , señoras mías dijo el mayordomo ; no más, sino que su excelencia acaba de decirme que despida á sus dueñas y á sus doncellas. Y el mayordomo decía la verdad.

Suena la generala en La Rioja, y los ciudadanos salen a las calles armados al rumor de alarma. Facundo, que ha hecho tocar a generala para divertirse, forma a los vecinos en la plaza a las once de la noche, despide de las filas a la plebe, y deja sólo a los vecinos padres de familia acomodados, a los jóvenes que aún conservan visos de cultura.

Al día siguiente Recalde fué a su casa a las siete, y pidió la cena. No está la cena le dijo su mujer. ¿Cómo que no está la cena? Ayer mandé que para las siete estuviera la cena. ; pero la chica no puede hacer la cena hasta las ocho, porque tiene que estar con el niño. Pues se le despide a la chica. No se le puede despedir a la chica. ¿Por qué?

Nuestras cabezas, casi unidas, parecían beber la música del mago, y con la música las palabras: palabras de poeta, de uno de los más grandes poetas de amor que han existido, grandiosas y fuertes, dignas de héroes. La walkyria, convertida en mujer, estremecida aún por la sorpresa de la iniciación carnal, se despide de Sigfrido, el héroe virgen que acaba igualmente de conocer el amor.

Palabra del Dia

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