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Actualizado: 2 de junio de 2025


Señaló con gesto negativo el desfiladero en el cual iba yo á entrar y juntó las manos para indicarme que cortaban el paso peñascos verticales. «¡Allí, allí!», dijo, designando un sendero mejor trazado que se encarama dando vueltas en una pendiente y llega á una meseta para rodear el infranqueable desfiladero del fondo.

El vértice era el sitio donde ellos estaban; la parte ancha del triángulo el límite del horizonte real que abarcaban con los ojos. Vamos á tirar contra este bosque dijo el artillero señalando un extremo de la carta . Aquí es allá continuó, designando en el horizonte una pequeña línea obscura . Tomen ustedes los gemelos.

Luego que el parroquiano se presenta, se pone el traje, y va designando al maestro en dónde le está estrecho, en dónde le está ancho, en dónde le hace arrugas, porque no quiere un traje que le haga arrugas, ni que le esté ancho, ni que le esté estrecho.

Metiéndose bajo la camilla escarbó doña Manuela el brasero, arropó el rescoldo y, designando luego el puesto que había de ocupar cada cual en la cena, dijo: aquí, papá donde siempre, a su lado Pepe, luego yo, y Millán junto a ; ¿te parece bien? Leocadia, ocupada en sacar del aparador una botella de tinto y otra de Rueda, blanco, hizo como si no hubiese oído.

Las viajeras descendieron, deteniendo sus miradas, no sin cierto asombro, en el joven oficial que se encontraba allí algo confuso con su sombrero de paja en la mano derecha y en la izquierda la gran ensaladera rebosando de achicoria. Luego, designando a su compañera de viaje: Miss Bettina Percival, mi hermana: lo habríais adivinado, creo. Nos parecemos mucho, ¿no es verdad? ¡Ah!

Osorio se apresuró a ofrecer el brazo a la baronesa de Rag y rompió la marcha hacia el comedor seguido de todos los convidados. Cerrando la comitiva iba el barón conduciendo a Clementina. Los criados esperaban puestos en fila con la servilleta al brazo, capitaneados por el maître. Osorio fué designando a cada invitado su puesto. No tardaron en acomodarse todos.

Al doblar la esquina final se mostró de golpe el imponente espectáculo de la ciudad muerta sobreviviéndose en las magníficas proporciones de sus templos. Eran tres, y alzaban sus columnatas como mástiles de navíos encallados en un mar de verdura. La doctora, guía en mano, los iba designando con su autoridad magistral: el de Neptuno, el de Ceres, y el llamado Basilica sin motivo alguno.

Después añadió, designando el último talonario con cierto desprecio: Estas blancas sólo valen dos reales. Son para ver los gigantones y las campanas. Se venden muchas entre la gente menuda que viene a la catedral en días de fiesta. ¿Querrás creer que aún hay judíos que protestan y dicen que esto es un robo?

Morsamor se echó a los pies de Narada para mostrar su gratitud besándolos. Narada le alzó, le abrazó y se despidió de él, designando el momento en que volvería para llevarle donde Urbási estaba. En una quinta, a corta distancia de la ciudad, secretamente estaba todo dispuesto para la boda que había de ser clandestina, sin festín para los convidados, sin baile y sin música.

Al fin nuestros ojos se encontraron y le pregunté recelosamente designando al mendigo: ¿Será ese? ¡Imposible! replicó Serrano. No obstante, en la frente de aquel hombre había algo que no suele verse en las de los braceros; era una frente degradada, pero era una frente donde se había pensado.

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