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Actualizado: 11 de julio de 2025
Feijoo le cogió la barbilla entre sus dedos, diciéndole con cariño: «¿Verdad, chulita, que tengo razón? ¿Verdad que sí?... ¡Ay, qué será de ti, chulita, cuando yo me muera!... ¿Y en lo que me queda de vida, si esta se prolonga y voy más para abajo todavía...? Hay que preverlo todo, compañera. ¡Me ha entrado un desasosiego...! ¡Qué gruesa estás y qué hermosota, y yo... yo... concluido, absolutamente concluido!
Cuando tú te levantas te saluda el comun desasosiego; mas mis quietudes santas no tienen el bullicio de ese fuego. Mis arroyos sonoros mudos me cantan en distintos coros. . . . Las perlas, los diamantes, sin esta joya de mayor tesoro, son riquezas errantes. Necio es el hombre que idolatra el oro; que el sosiego del alma es de esta vida victoriosa palma.
Comenzó yendo a verla una vez por semana, como periódico de modas o entrega de novelón patibulario; luego cada tres días, cual si su amor fuese terciana, y acabó visitándola casi diariamente; no siendo lo lastimoso que menudeara las visitas, sino que entre el desasosiego que las precedía y lo desmazalado y lacio que solían dejarle, ni fuerza le quedaba en la lengua para humedecer un sello.
En condición semejante, aunque la voz del orador tronaba implacablemente, los oídos de Ester nada percibían. Durante la última parte del discurso la niña llenó el aire con sus gritos y sus quejidos; la madre trató de acallarla, mecánicamente, sin que le afectara, al parecer, el desasosiego de la criaturita.
«Cuidado que hoy tarda más que nunca» observó doña Lupe; y como notase en el rostro de su sobrino señales de desasosiego, se apresuró a entablar conversación más amena. «Todo el día me he estado acordando de lo que hablamos anoche. ¡Ah!, si tú fueras otro, si tú tuvieras ambición, pronto seríamos todos ricos. El farmacéutico que no hace dinero en estos tiempos es porque tiene vocación de pobre.
Ya ve usted que estoy como el primer día... ¡Lo mismo que el primer día!..., sin adelantar un paso siquiera... Dios me concede mucha resignación, que si no... Mire usted, ayer estuve regularmente, pero lo que es hoy, por ser día de mi santo, me encuentro fatal, fatal... Un desasosiego en todo el cuerpo..., un hormigueo en las piernas..., un ruido en los oídos... Usted, que tiene tanto talento, ¿no sabría lo que es este ruido en los oídos?
Es indecible lo que se placía la ex-novia del teniente Paniagua cuando lograba encajar la boba a alguna de sus tertulianas, la ansiedad y desasosiego que se apoderaba de ella cuando la tenía en su poder y no lograba soltarla.
No obstante, cuando pensaba en ella sentía repentino desasosiego, alterábanse sus nervios, y se ponía a dar vueltas por la estancia con visible agitación. Un vago y triste presentimiento le oprimía el corazón. El amor frenético que consiguió inspirarle Fernanda le había hecho olvidarse un poco de Josefina.
Pintóse la consternación en todas las caritas, y mientras pálidos y constrictos se alineaban los reos a la izquierda, notóse en la multitud ese desasosiego que precede siempre en ellas a las resoluciones heroicas o desesperadas.
Su conciencia está como un charco empozado en el cual no cae jamás la piedra más pequeña. ¡Pobre de mí!, cambiaría con él; cambiaría mi riqueza por su mendicidad, mi corazón enfermo por su pierna inerte, y mi desasosiego por su paz. ¿Qué crees tú?
Palabra del Dia
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