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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Hasta el príncipe almorzaba ó comía muchas veces en el Hotel de París, avisando á última hora por teléfono. Este desarreglo doméstico lo aceptaba Toledo como algo providencial. La servidumbre había experimentado una baja irreparable con la partida de Estola y Pistola. Una mañana se le presentaron, balbucientes y emocionados, sin sus fracs largos de faldones.
Apasionado, ávido, disipador, violento, artificioso, indiscreto, corrompido, introdujo el desarreglo de su conducta en una corte de exterioridad severa; agitó con la intriga el ánimo de un Príncipe amante de la dignidad mesurada; hirió con la rivalidad de los amores y la audacia de los actos á un amo hipócrita, vengativo y absoluto.
El interés individual hace maravillas donde quiera, y sus obras en Inglaterra contrastan con la incuria y el desarreglo de las análogas que en otros paises dependen exclusivamente de la autoridad. En esa misión de iniciativa ó de poder de la opinión todo es grande, todo refleja la fuerza de un pueblo colosal, perseverante y puntilloso.
Lo mismo les ocurrirá a todos sus compañeros de profesión, y sin embargo, lo que ustedes sufren en su prestigio, en su amor a la patria y a su bandera, no tiene otra causa que el desarreglo social que hoy impera en el mundo. La riqueza lo es todo; el capital es el señor de la tierra.
Repentinamente, un pequeño desarreglo en el motor, un descuido de los encargados de su preparación, algo de poca importancia en tiempo ordinario... Y tenía que descender, imposibilitado de seguir su vuelo; pero el viento y la desgracia le hacían tocar tierra en las líneas alemanas. Cien metros más acá, hubiera caído entre los suyos... ¡Qué quieres!
La accion de la manzanilla ofrece cierta exaltacion viva, pero no profunda, mucha movilidad en los síntomas, y un desarreglo fácil de los aparatos bilioso y nervioso, y una apropiacion especial á las enfermedades de los niños.
Cuéntame cuántos hijos tienes... ¡Porque tú debes tener muchos hijos! ¡Papá! protestaba Chicha, que siempre andaba cerca, temiendo las malas enseñanzas del abuelo. ¡Déjate de moler! gritaba éste, irritado . Yo sé lo que me digo. La paternidad figuraba inevitablemente en todas sus fantasías amorosas. Estaba casi ciego, y el agonizar de sus ojos iba acompañado de un creciente desarreglo mental.
Gracias, querido doctor; a usted debemos nuestra salvación. Gracias a usted, el desarreglo de esas gentes devolverá el bienestar a mi excelente padre y la vida a mi noble madre. Mi paso por el mundo no habrá sido inútil. Me quedaba por todo bien el recuerdo de una vida pura y un pobre nombre sin mancha, como el velo de la primera comunión de una niña. Se lo doy todo a mis padres.
Conservaba cierta amistad con la dueña de un taller, por haber trabajado para él cuando escaseaba la faena en la fábrica de gorras. Isidro se opuso. ¡Trabajar ella, mientras él permanecía en forzosa inacción! ¡Trabajar, cuando estaba enferma y el desarreglo de su organismo la obligaba a largas horas de inmovilidad!... Adiós, idilio.
He perdido la cuenta de los que han venido a cobrar piquillos de las tiendas, cantidades que no se han pagado ya por tu desarreglo... Porque la verdad, yo no sé dónde echas tú el dinero... Responde, mujer... defiéndete siquiera, que si a todo das la callada por respuesta, me parecerá que aún te digo poco».
Palabra del Dia
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