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Actualizado: 20 de noviembre de 2025


No me olvidaré nunca de aquellas deliciosas comidas en casa de D. Diego Suárez, cuyo hogar hospitalario me fue abierto con tanto cariño. Nunca éramos menos de quince o veinte, y desde el primer plato, la mesa era una arena para el espíritu de los concurrentes. ¡Qué animación! ¡Cómo se cruzaban las ocurrencias más originales e inesperadas!

Todo me parece más chico, mucho más chico; pero también más bonito que el recuerdo que tenía. La casa de mi padre, que en mi imaginación era inmensa, es sin duda una gran casa de un rico labrador; pero más pequeña que el Seminario. Lo que ahora comprendo y estimo mejor es el campo de por aquí. Las huertas, sobre todo, son deliciosas. ¡Qué sendas tan lindas hay entre ellas!

Una nueva estacion principia en los meses de noviembre y diciembre: la vegetacion, que habia suspendido su crecimiento durante la estacion de seca, desenvuelve un tierno y lucido follage con el fomento de algunos aguaceros de primavera: la naturaleza entera desplega ostentosamente sus mas primorosas galas. ¡Cuán deliciosas son entónces las mañanas bajo la zona tórrida!

Con hombres como usted guarda la administración ciertos trámites de confianza. No los guardaría ciertamente con muchos de sus colegas de usted. ¡Aquí hay que tener más ojos que los de Argos! ¡Hombre, usted exagera! ¿Quiere usted que le trace algunas biografías? Le aseguro a usted que serán deliciosas.

Las segundas brotan en la tierra caliente, para llegar a la cual no hay más que descender de la sabana unas pocas horas. Así todas las frutas de la tierra ofrecidas simultáneamente, todas frescas, deliciosas y casi sin valor nominal. ¿No es un fenómeno único en el mundo?

Lo que retengo en la memoria admirablemente es que Gloria me sirvió almíbar de azahar, diciéndome que era cosa exquisita, y que yo no lo encontré tanto, y que ella se enfadó y me dijo que era un simple y un desaborío, y que yo, para cortar la discusión, le dije que si me la sirvieran a ella en ese almíbar la comería, pero otra cosa, no; y que ella me respondió, riendo, que yo «era un gaditano con más conchas que un galápago». En cambio, cinco yemas de San Leandro, que me hizo comer una tras otra, me parecieron deliciosas, y alabé las manos de las monjas y a Dios, que las había criado.

Es de esa Huerta fabulosa que van á todas las ciudades de Europa las deliciosas naranjas de finísima corteza. Parece una tonta exageracion; pero yo alcanzaba casi á tocar los racimos de naranjas, alargando el brazo desde el wagon del tren en que iba con la velocidad del rayo.

Al final de estas deliciosas rebuscas en el pasado, venía lo más interesante, lo más íntimo, el álbum de ella sólo le permitía hojear de prisa, obligándole a no mirar ciertas páginas. Era un volumen modestamente encuadernado en cuero negro con broches de plata, pero Rafael lo contemplaba como un prodigioso fetiche, con la adoración que inspiran los grandes hombres.

De Estrasburgo á Basilea, los Vosges, deliciosas montañas; la Alsacia, castillos, ruinas góticas, monasterios, capillas: Mulhouse, industria floreciente y paisajes alegres y variados. Al entrar en Suiza, empieza á disfrutarse ya de la libertad de aquel pais. Nadie me pidió el pasaporte, nadie me dijo una palabra, ni registró mis cofres persona alguna.

Cuando la operación se practica en las deliciosas horas de la mañana, los pobres bogas saltan de contento; pero, repetida durante el día con frecuencia, en aquella atmósfera candescente, bajo un sol de que en nuestras regiones es difícil formar idea, constituye un martirio real. Una larga plancha une al buque con la orilla, a guisa de puente.

Palabra del Dia

vengado

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