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Actualizado: 20 de noviembre de 2025


Entró de lleno, con vida y alma, en la región de las quimeras deliciosas con que el ilustre Walter Scott y otros novelistas no tan ilustres solazaban a nuestros padres creando una Edad Media para su uso, poblada de trovadores y torneos, de hazañas estupendas, de castillos góticos, de héroes y de amores invencibles.

Conduje al cura al jardín. ¡Pobre selva virgen! Me recordaba días tristes; sin embargo, sentí cierto placer recorriéndolo en todo sentido. Y luego, asediábame la mente el recuerdo de algunas horas deliciosas, recuerdo todavía encantador para mi, a pesar de la amargura de las decepciones que habían sucedido a un instante de felicidad.

Aquellos 1,500 vecinos viven en la mayor pobreza, sin un rincon de tierra que cultivar, sin hallar siquiera donde recoger alguna leña para su hogar. Aires purísimos, inmensas canteras graníticas sin valor y aguas deliciosas y abundantes, he ahí todo lo que tienen á su disposición aquellos contempladores de la grandeza real.

Propios de los califas eran tambien, y dispuestos á la manera de las deliciosas villas de Italia, el palacio hajirí, el palacio del jardin, el palacio de las flores, el palacio de los amantes, el palacio del afortunado, el palacio de Rustak, el palacio del contento, el palacio de la diadema y el palacio de las novedades.

Estaba apartada la aldea como media legua. El camino era vario y pintoresco: callejas estrechas con altos setos de zarzal, trozos de bosque, vereditas entre maizales y senderos al través de los prados. A la entrada de una garganta, sobre una vega de maíz y teniendo detrás algunas praderas deliciosas, estaba asentado el principal caserío de la parroquia.

A este período deben referirse las obras «Patria», y «El odio»; sus deliciosas comedias «La familia Benoiton» y «Viejos muchachos», y sus dramas «Serafina» y «Rabagás», en quien unos vieron á Emilio Ollivier y otros á Gambetta.

Yo creia vivir en Colombia, respirar su aire vigoroso, contemplar su cielo espléndido, calentarme con su fuego, ó levantarme sobre sus cordilleras empinadas, devorar sus frutas deliciosas y embriagarme con los perfumes de ese mundo de luz, de fuerza y majestad natural que habia dejado del otro lado del Océano.

Pero ninguna de tales golosinas pudo hacer olvidar á su mujer las tortas deliciosas que ella encargaba á los pasteleros del cielo para sus tés paradisíacos de cinco á siete de la tarde.

De regreso a Mâcón, mi madre volvió a encerrarse en su pequeña casita junto a las Ursulinas. Cuando la noche estaba oscura y apagados los faroles de la calle, se deslizaba desde el aposento de mi padre hasta el desván, una cuerda llena de nudos, por medio de la cual se valía para pasar junto a los seres que idolatraba, algunas horas deliciosas e intranquilas a la vez.

Aquello es un paraíso, es un oásis de verdura suntuosa, de perfumes y brisas deliciosas, de vida dulce y tranquila, de suprema hermosura, y de un colorido tan colombiano, tan nacional, que deja en el corazon del viajero la mas honda sensacion de placer.

Palabra del Dia

vengado

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