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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
Pero lo que arrastra mis ojos y los detienen, son aquellas deliciosas cabezas de mujeres; no hablo aún de los rostros, que pueden ser bellos e irregulares. Me refiero a la cabeza, levantándose, suelta, desprendida, el pelo partido al medio, cayendo en dos hondas tupidas que se recogen sobre la nuca, jamás lisa, como en aquellos largos pescuezos de las vírgenes alemanas.
El sargento Cirilo Bauquet llega a París; su primer cuidado es visitar a la señora Leonie Marchesse, una persona muy amable, que lo eligió como ahijado y que durante cuatro años de guerra lo colmó de regalos y de golosinas y le escribió cartas deliciosas, muy bien compuestas, a las cuales respondió él con páginas muy elocuentes; durante la lucha le describía los duros combates, y después del armisticio le hizo la crónica de la ocupación.
Las riberas del rio eran mas empinadas, el cauce mucho mas estrecho, y en vez de las gramíneas de los bajos pantanos teníamos á la vista muchos huertos y alegres sementeras de trigos y legumbres, largas filas de álamos blancos y sauces en una y otra margen, bosques mas ó menos considerables, de una frescura y lozanía deliciosas, y levantadas barrancas abruptas sobre las cuales se destacan graciosamente algunas poblaciones vecinas á Sevilla.
Y sin embargo, todas aquellas cosas deliciosas se habían huido para siempre; la novela de su vida, la que había embellecido su existencia sombría en los últimos años, había llegado al último capítulo. ¡Era una vieja! Asunto concluido. A este pensamiento, que se le introducía en el cerebro como un hierro candente, sentíase acometida por una necesidad animal de gritar, de rugir, de destrozar.
Con razón se las llama aves del paraíso. ¡Ah! ¿Estas son las famosas aves del paraíso? Sí, señor Cornelio. Siendo tan hermosas, no deben ser desagradables al paladar. Son deliciosas, y de carne perfumada, pues se alimentan de nueces moscadas y de flores de pimienta. Nuestro amigo el papú parece que codicia sus plumas. Miradle cómo acecha a esas aves. ¿Y para qué quiere las plumas? Ya os lo diré.
Pero esas plantaciones apénas interrumpen ligeramente la selva interminable de naranjos, limoneros, mangos, árboles de mamei, de zapote, de níspero, de mil frutas deliciosas, sobre cuyas capas iguales, suntuosas, de verdes diferentes, pobladas de frutas, de sombra y de perfumes, se destacan los mástiles y los penachos de los cocoteros, como las velas y el arbolaje de una barca sobre las verdes ondas de una bahía tranquila, suavemente rizadas apénas por el soplo de las brisas de la tarde.
Sus frondosas calles de árboles cortados con el arte mas acabado, sus lagos y cascadas, sus praderas deliciosas, sus jardines y artísticos bosquecillos componen un conjunto tan alegre y risueño, tan bello y elegante, que cualquier pintor delicado no podrá ménos de contemplar absorto y complacido, sus proporciones, sus cuadros, sus luces y sombras, su poesía, enfin.
Por lo que toca á los demás, fácil sería creer que sus deliciosas variedades marcan progresos interiores de vida, grados de desarrollo, los juegos, las gracias y las sonrisas de la nueva libertad.
Palabra del Dia
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