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Actualizado: 23 de julio de 2025
Pasado un año, preséntase de nuevo en la casa paterna, échase a los pies del anciano ultrajado, confunden ambos sus sollozos, y entre las protestas de enmienda del hijo y las reconvenciones del padre, la paz queda restablecida, aunque sobre base tan deleznable y efímera.
Y ni aun don Víctor cabe llamarle, sino un viejo uno de esos viejos tan viejos que si dicen alguna vez: Cuando yo era joven... parece que abren un cuarto oscuro del que sale una bocanada de aire húmedo. Yo no quiero creer, Azorín dice Verdú , que esto sea todo perecedero, que esto sea todo mortal y deleznable, que esto sea todo materia.
Lo alto y fuerte perdió paulatinamente su delicado y deleznable revestido de estucos pintados y dorados, sus armaduras de alerce: y quedó desnudo.
El presidente del Consejo de ministros, que ocupaba el asiento frontero al del anfitrión, se puso de pie y con una copa en la diestra, rebosando de espuma. Comenzaban los brindis. Aquí fue donde la naturaleza deleznable del marqués sintió ciertas sacudidas eléctricas que le produjeron inevitables alucinaciones y desfallecimientos.
A pocos metros de distancia del puerto esté, sobre la márgen izquierda del Magdalena, la boca del canal, abierta mas bien por el empuje natural de las aguas que por el esfuerzo de los ingenieros; pero al dejar el gran rio, donde el caudal opulento de las ondas lo hace todo, lo primero que se ve en el Dique es el casco despedazado del vapor Calamar, el único que habia navegado allí, y los escombros de una compuerta derrumbada á causa de la debilidad del cimiento deleznable.
Los intereses cosa deleznable que un joven virtuoso también y de talento, como su amigo, despreciaba absolutamente.» Sin embargo, D.ª Carolina tenía la certeza que ésta era la clave de la incomprensible epístola. Presentación lloró, pateó, escribió una carta llena de insultos al traidor, y durante varios días fue el tormento y la compasión de sus padres.
Y por primera vez en su vida experimenta una tenue y vaga tristeza. Decididamente, la sabiduría humana es cosa deleznable. ¿Para qué sirven los sabios? ¿Para qué sirven estos libros que leemos creyendo encontrar en ellos la verdad infalible? Y Sarrió ha confesado a Azorín su amargura. Y Azorín le ha dicho: Sí, querido Sarrió, los libros son falaces; los libros entristecen nuestra vida.
Aquellos libros que le obligaban a estudiar, y aquellos hombres que había de tratar por fuerza, le pintaban el mundo como una sola jornada de la vida humana, como una prueba para el temple del alma; la tierra como valle de lágrimas, en que son mentira los aromas del campo y las alegrías del corazón. Aquí abajo le dijeron todo es falso, impuro y deleznable.
En la panera dormía Ramona, aldeana, y cerca de su lecho de madera pintada de azul y rojo, que rechinaba a cada movimiento del jergón, yacía la cosecha de maíz de su casería, en montón deleznable que subía al techo. Allí fue la batalla.
Frente a él, en la margen opuesta, Toledo se extendía de naciente a poniente, escalonando sobre el alto peñón sus tejados grises, sus pálidas paredes, sus torres numerosas. Liso y vertiginoso escarpamiento caía desde la ciudad hasta el fondo de la angostura, cubierto al parecer de vieja ceniza deleznable, como si el fuego de Dios hubiese pasado por allí, arrasando toda raíz y toda simiente.
Palabra del Dia
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