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Actualizado: 24 de octubre de 2025


Para hacer de Pepita ese símbolo, esa vaporosa y etérea imagen, esa cifra y resumen de cuanto puedo amar por bajo de Dios, en Dios y subordinándolo a Dios, me la finjo muerta, como Beatriz estaba muerta cuando Dante la cantaba. Si la dejo entre los vivos, no acierto a convertirla en idea pura, y para convertirla en idea pura, la asesino en mi mente.

Cuando un crítico italiano, a fin de ensalzar a Dante, igualándole a Homero, dice que la Minerva italiana salió del mismo modo de la cabeza del vate florentino, incurre en error evidente, hasta para quien mira estas cosas del modo más superficial. La Minerva italiana estaba ya nacida y harto crecida. Toda la literatura de los romanos, de Italia era y en la memoria de los hombres vivía.

Lo que quiere expresarse es la aparición de escritos tan profundos y sutiles que los de Homero, Dante, Virgilio, Ariosto, Shakespeare, todos nuestros grandes dramáticos y los dramáticos griegos, en suma, cuanto hay de conocido hasta ahora y puesto en letra de molde, sea fruslería insubstancial, superficial y epidérmica, que de tal la califica el Sr.

Habríale perdonado un amor menos culpable, que hubiese sido disculpado por su objeto; habríale perdonado Petrarca, Dante, Goethe, pero no le perdonaba al bello Salville.

Era D. José Bailón un animalote de gran alzada, atlético, de formas robustas y muy recalcado de facciones, verdadero y vivo estudio anatómico por su riqueza muscular. Ultimamente había dado otra vez en afeitarse; pero no tenía cara de cura, ni de fraile, ni de torero. Era más bien un Dante echado á perder.

Ese hombre tan odiado, contra el cual truena la voz de millares de frailes, desde millares de púlpitos, debía tener algo del aspecto satánico de Dante cruzando solitario y sombrío las calles de Ravena; alto, delgado, grave y severo, con ojos de mirar intenso, cuerpo consumido por la constante excitación intelectual... ¡Era un prior de convento del siglo XV el que hablaba!

El Conde, y la misma doña Beatriz, en quien al cabo era esto más disculpable por su falta de mundo, se habían empeñado sin duda en que las gentes los tuviesen por superiores a toda crítica; en que juzgasen sus coloquios santos, puros y sublimes, como los que tuvo allá en la antigüedad Numa con la ninfa Egeria, o como aquellos que en la cumbre del Purgatorio, y después entre los esplendores del Paraíso, tuvo Dante con la tocaya de nuestra heroína.

Yo admiro mucho al Dante; pero no puedo menos de creer que sólo están indicadas en su poema las teologías y las filosofías que con mayor amplitud, claridad, fundamento y orden pueden estudiarse en San Anselmo, San Bernardo, Pedro Lombardo, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino y otros doctores de la Edad Media.

Horrible es esto; pero hay allí lucha, y donde hay lucha hay siempre una esperanza, una probabilidad de vencer... Por eso sobrepuja a este horror aquel otro horror que suele encontrarse tras aquellas pupilas vidriosas, aterradoras en esos momentos, cual la puerta siniestra ante la cual se sintió Dante desfallecer y vacilar: el marasmo, la quietud horrible de un alma que se hunde poco a poco en lo eterno, dándose cuenta de ello, pero sin que crucen por su mente más que ideas triviales, bagatelas con que procura distraerse y divertirse, ocultándose a propia el abismo, hasta que la muerte descarga de súbito la guadaña, y despierta de improviso aherrojada ya en lo profundo del infierno. ¡Letargo letal, pendiente horrible que, sin un prodigio de la divina gracia, va a parar derecha a la condenación eterna!...

Aquella noche, por primera vez, me abandonaron mis sufrimientos, pero los bellos sueños también huyeron, y fuí atormentado por horribles pesadillas. Estas aumentaron a tal grado en las dos noches siguientes, que puedo asegurar que ni el Dante pudiera imaginárselas en lo más profundo del Averno.

Palabra del Dia

amitié

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