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Actualizado: 12 de junio de 2025


De este defecto adolecen y han adolecido siempre en España los particulares y el Estado. En tiempo de Felipe II, cuando estábamos en la cumbre de la prosperidad, cuando dominábamos y despojábamos tantas regiones, cuando La tierra sus mineros nos rendía, Sus perlas y coral el Océano;

Entregaba una hoja, después de garrapatear algunos signos, y recibía las monedas de cobre. Isidro mostrábase satisfecho de su nuevo alojamiento. Por una ventana contemplaba el río, casi a sus pies, y en la orilla opuesta las praderas pintadas por Goya, los cerros en cuya cumbre se aglomeraban los cipreses y mausoleos de los cementerios de la Almudena y San Isidro.

Sucedieron sacerdotes á sacerdotes, y el respeto supersticioso de los modernos á la adoración de los antiguos, pero quizá la cumbre más alta, permanece aun hoy virgen de huella humana. La suave luz que resplandece en sus rocas y en sus nieves no ha iluminado aún á nadie desde que se fueron los dioses griegos.

Espió con paciencia algunos días la ocasión; se mostró más afable y condescendiente que nunca, y al cabo, cuando aquélla se le ofreció oportuna, dió fuego á la mecha y disparó el tremendo cañonazo con que esperaba amedrentar al enemigo y alcanzar de nuevo la cumbre del poder. Era día de toros.

Febrer, así que cerró la noche, se dispuso a bajar a la alquería, con el gesto hosco, la mirada dura, las manos nerviosas por un imperceptible temblor homicida, lo mismo que un guerrero primitivo al emprender una expedición desde la cumbre al valle.

Todo se ha acabado; desataré los rayos de mi ira, y no habrá para ti ni para los tuyos ni gracia, ni piedad, ni merced. lo has querido. Y cruzándose el hombro izquierdo con un trozo de sus andrajos, el desgraciado se alejó rápidamente hacia la cumbre del Donon.

Así, con viva satisfacción vi aparecer en la cumbre de un cerro un tanto alejado del punto en que me encontraba, un hombre que me pareció cubierto de una armadura de oro y jinete en un caballo resplandeciente.

Un poeta era para él un vidente que dice cosas muy hermosas sobre el futuro de los hombres; un profeta que sueña en la cumbre, abarcando con la mirada lo que no puede ver el vulgo hormigueante á sus pies; un ser que, al hablar, sea en la forma que sea, consigue que parpadeen de emoción los ojos de los que le escuchan, mientras un escalofrío corre por sus espaldas.

Desde aquí se volvieron al navio. El Padre Cardiel, y los que fueron por tierra, subieron á una alta sierra, en cuya cumbre encontraron un monton de piedras, que desenvueltas, hallaron huesos de hombre allí enterrados, ya casi del todo podridos, y pedazos de ollas enterradas con el cuerpo.

La cuesta era ardua, el camino como de cabras; pavorosos acantilados a la derecha caían a pico sobre el mar, que deshacía su cólera en espuma con bramidos que llegaban a lo alto como ruidos subterráneos. A la izquierda los tomillares acompañaban el camino hasta la cumbre, coronada por pinos entre cuyas ramas el viento imitaba como un eco la queja inextinguible del océano. Ana subía a paso largo.

Palabra del Dia

irrascible

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