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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Con un siglo a cuestas, rico y ennoblecido, pensó nuestro conquistador que no tenía ya misión sobre este valle de lágrimas, y en 1604 lió el petate, legando al mayorazgo, en propiedades rústicas y urbanas, un caudal que se estimó entonces en un quinto de millón.

Ya me dan anseo las cuestas arriba con solo mirarlas, y la mano que ayer venteaba gustosa el apero o el hacha con que yo me entretenía en la tierra de labor o en la espesura del monte, hoy me pide el paluco del tullido, como el puntal de sostén el jastial resquebrajado; y lo que es peor que todo ello, que el ánimo va cantando al son de la osamenta que se descuajaringa y no puede ya con el pellejo.

Cuando, ya cerca de la noche, mientras subían cuestas que el ganado tomaba al paso, el nuevo Presidente de Sala le preguntaba si era él por su ventura el primer hombre a quien había querido, Ana inclinaba la cabeza y decía con una melancolía que le sonaba al marido a voluptuoso abandono: , , el primero, el único. «No le amaba, no; pero procuraría amarle». Cerró la noche.

Pero si en Vetusta jamás ha hecho eso nadie.... tal dijo el Marqués . Todos los años va en el entierro de Cristo, Vinagre, o sea don Belisario Zumarri, el maestro más sanguinario de Vetusta, vestido de nazareno y con una cruz a cuestas.... Pero, Marqués, no compare usted a mi mujer con Vinagre.

Vistióse don Quijote, púsose su tahalí con su espada, echóse el mantón de escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron, y con este adorno salió a la gran sala, adonde halló a las doncellas puestas en ala, tantas a una parte como a otra, y todas con aderezo de darle aguamanos, la cual le dieron con muchas reverencias y ceremonias.

Por esto, cuando veas a uno, como yo, hablar de fe y de creencias, di que miente porque le conviene, o que se engaña a mismo para proporcionarse cierta tranquilidad... Fermín, hijo mío; el pan no me lo gano dulcemente, sino a costa de bajezas de alma, que me dan vergüenza. ¡Yo, que en mis tiempos era de una altivez y una virtud con púas de erizo!... Pero piensa que llevo a cuestas a mis hijas, que quieren comer y vestir y todo lo demás que es necesario para atrapar a un marido, y que mientras éste no se presente debo mantenerlas aunque sea robando.

Á pesar de eso todos convinieron en que con su rusticidad á cuestas se quedarían de buen grado con ella. Después de largo vacilar Demetria se resolvió al cabo. Se dirigió á uno de los criados que había en la antesala y le dijo: Deme usted el abrigo. ¿Va á salir la señorita? ; voy á casa. Pepe volvió á decir el criado dirigiéndose á otro, enciende un farol y acompaña á la señorita.

Llevo muchos años a cuestas, cuatro onzas y un doblón, para que me tienten los Díaños.... No diga esas picardías, mi rey, que un día le sale una avispa en la lengua.... Yo le serviré con toda voluntad en aquello que pueda, y cuantas llaves hay en la casona veré de traérselas, por si alguna abre. DON FARRUQUI

Bien pronto oímos la voz de Asunción que gritaba: Mátenme, que me maten: no quiero que mi madre me vea. Por D. Diego y el ayo conducida, a intervalos suavemente arrastrada, casi traída a cuestas, entró la infeliz muchacha en la sala. En la puerta arrojose al suelo, y sus cabellos en desorden sueltos, le cubrían la cara.

Vivir con el corazón ulcerado, con el alma inquieta.... ¡Oh, cuántas veces he envidiado a las personas virtuosas y humildes como usted! ¡Qué feliz sería yo si no llevase a cuestas este carácter triste y receloso, esta soberbia que me consume!... ¡Y quién sabe añadió después de una pausa , quién sabe si hubiera sido más dichosa en otra esfera!

Palabra del Dia

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