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Actualizado: 5 de octubre de 2025
Dió un rápido salto atrás para librarse de la serpiente, y en seguida le asestó otro terrible hachazo, que la tendió en la yerba con el casco de la cabeza partido en dos. ¡Pobre muchacho mío! exclamó el valiente Capitán acudiendo adonde estaba el chino . ¿Te ha roto las costillas?
Herminia, corre al ropero.... Herminia, como una sílfide, estaba ya en la escalinata. Es un hombre distinguido, dijo el doctor; su porte es cuidado y tiene una buena fisonomía.... Algún excursionista á quien han atropellado esos locos.... El alquilador de caballos de Ville-d'Avray me vale ciertamente, un año con otro, diez brazos rotos y costillas fracturadas.... ¡Ah!
Sólo una vez consiguió que Andresito se esperase hasta las dos, pero al día siguiente sospechó con fundamento que en Las Tres Rosas habían estado a la espera, tras la puerta, unos ásperos bigotes y una vara de medir, para dar las «¡buenas noches!» en las costillas al bailarín rezagado.... ¿Era esto un novio serio?
Sancho le respondió que no era nada, sino que había dado una caída de una peña abajo, y que venía algo brumadas las costillas.
CHULETAS DE TERNERA ASADAS CON TOMATE. Se toma un trozo de carne que contenga huesos de la espina dorsal y costillas. Se corta por ambos lados de una de éstas y a lo largo del hueso poco al bies; para obtener buenas chuletas no deben sacarse más de cuatro de cada costillar de carnero.
Creía ver en sus palabras, en sus actitudes de burla, en sus carcajadas, en su persona toda y en su bastón, erigido en intérprete del populacho, la profanación más odiosa. Era como el hereje que pisotea la hostia. Por momentos le aborrecía, le execraba, y habría dado algo de gran valor por poder plantarle en la calle, después de mandar que le rompieran su bastón en las costillas.
A la fe, señor, a lo que Dios me da a entender, también debo yo de tener encantadores que me persiguen como a hechura y miembro de vuesa merced, y habrán puesto ahí esa inmundicia para mover a cólera su paciencia y hacer que me muela, como suele, las costillas.
Se le hubiera creído un esqueleto animado de vida, pues se había pintado con tierra amarilla, una especie de ocre, sin duda, las costillas y los huesos. No iba armado; pero en la mano, pendiente de un bastón, llevaba un trozo de corteza de árbol, de un color y forma particular. Los chinos, al ver aquel extraño emblema, palidecieron, murmurando: ¡El wai-waiga!
El herrador tenía un aire amenazador, y el calor apacible que el carnicero ponía en la conversación, se animó un poco. Yo no soy hombre que contradiga a nadie, estoy por la paz y la tranquilidad. Hay personas que prefieren cortar las costillas largas. Por mi parte, soy de los que las cortan cortas; pero yo no me disputo con esas personas.
D. Diego, ciego de enojo, enarboló el palo, y a compás con los movimientos de su brazo que apuntaban impíamente a las costillas del pobre ayo, iba diciendo: Orden, silencio, obediencia.
Palabra del Dia
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