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Actualizado: 5 de julio de 2025
A nosotros también nos ahogan. Es por ustedes, pues, por quien voy a trabajar. Pónganse de lado, padres míos, las heridas son así menos peligrosas, porque no se encuentran más que las falsas costillas. En fin, yo la tengo dijo abriendo con dificultad su navaja. ¿Están dispuestos, compadre? ¡Jesús! no lo estamos. ¡Es igual, que Dios nos ayude!
Y al decir esto, el Sentido enarbóló la t, y dándole un garrotazo con ella á su escudero, le dejó tan mal parado, que tuvieron que ponerle un vendaje en la o, y bizmarle las costillas de la m porque se iba desangrando por allí á toda prisa. «Haya paz, señores dijo un Sustantivo Femenino llamado Filosofía, que con dueñescas tocas blancas apareció entre el tumulto.
Madrugó al amanecer y vistióse a hora que en toda su casa no había otros levantados sino él y los testimonios. Agarró la correa y tornóme a repasar las costillas, reprehendiéndome el mal vicio de hurtar como quien tan bien le sabía.
Gritos y bulla nada más.... Puede ser que haya algunos palos, pero esos no caerán sobre las costillas de ningún eclesiástico. Siempre se los encontrará algún desdichado que no lo coma ni lo beba. En esa reunión secreta no hay hombres de gran empuje, ni conspiradores temibles, ni jacobinos de tente tieso.
Subieron las voces de boca en boca por la cuesta arriba, y en la plaza del Carmen dieron en los oídos de un alguacil, el cual, con dos corchetes, con más ligereza que si volara, se puso en el lugar de la pendencia, a tiempo que ya el herido estaba atravesado sobre su asno, y di de Lope asido, y Lope rodeado de más de veinte aguadores que no le dejaban rodear, antes le brumaban las costillas de manera, que más se pudiera temer de su vida que de la del herido, según menudeaban sobre él les puños y las varas aquellos vengadores de la ajena injuria.
278 Pero en ese punto mesmo sentí que por las costillas un sable me hacía cosquillas y la sangre me heló; dende ese momento yo me salí de mis casillas. 279 Di para atrás unos pasos hasta que pude hacer pie; por delante me lo eché de punta y tajos a un criollo; metió la pata en un hoyo, y yo al hoyo lo mandé.
¡Pues qué diré de la mula en que Trampeta solía hacer sus excursiones a la capital! Ya las costillas le agujereaban la piel, de tan flaca como se había puesto.
La viuda, al quedarse sola con sus hijos y el Alcalde, volvió á hacer pucheros y á llorar por el difunto. Mira, embusterona le dijo aquél: si no quieres que te cruce las costillas con la vara, te callas la boca.
Vaya, señor don Jeromo dice una voz en falsete para disfrazar la verdadera, desde el portal: á ver esas costillas que se están curando en el varal; esos ricos huevos de la gallina pinta que cacareaba en el corral, por, por, por, poner, por, ¡poner!... ¡Que sí!... ¡Vaya, que sí!...
El diablo, que es agudo en todo, ordenó que venida la noche, yo deseoso de gozar la ocasión, me subí al corredor, y por pasar desde él al tejado que había de ser, vánseme los pies y doy en el de un vecino escribano tan desatinado golpe, que quebré todas las tejas y quedaron estampadas en las costillas.
Palabra del Dia
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