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Actualizado: 8 de junio de 2025
Recogidos, ordenados e ilustrados por Francisco Rodríguez Marín, socio facultativo de El Fok-Lore Andaluz. 5 tomos 8.º, 25 y 27 pesetas. Contiene: Nanas, o coplas de cuna. Rimas infantiles. Adivinanzas. Pegas. Oraciones, ensalmos y conjuros amorosos. Requiebros, declaración, ternezas, constancia, serenata y despedida.
Concluyo aquí, dejando á la consideracion de los benévolos lectores, lo que yo no puedo decir sin estender demasiado este prefacio, poco necesario en las humildes coplas de un hijo del desierto. ¡Sea el público indulgente con él! Y acepte esta humilde produccion, que le dedicamos como que es nuestro mejor y mas antiguo amigo. La originalidad de un libro debe empezar en el prólogo.
Al poema del Cid siguió la traduccion del Fuero Juzgo, y el código de las Partidas, cuyo autor, el célebre D. Alonso el Sabio, fué como Solon, poeta al mismo tiempo que legislador. Sus cántigas y sus coplas de arte mayor, verdaderas joyas poéticas, contribuyeron inmensamente á pulir el tosco lenguaje de aquella época de barbárie.
Olvidábaseme de decir como Grisóstomo, el difunto, fue grande hombre de componer coplas; tanto, que él hacía los villancicos para la noche del Nacimiento del Señor, y los autos para el día de Dios, que los representaban los mozos de nuestro pueblo, y todos decían que eran por el cabo.
Entre nosotros, la tiranía de Rosas apenas ha merecido algunas coplas vulgares, porque la poesía que tiene el sentimiento de lo bello, huye de la fealdad moral, á la par que se apasiona por la virtud y la justicia, que es un reflejo de la belleza ideal sobre la tierra.
La alegre ciudad, cuyo aspecto es el de una perpetua sonrisa, miraba desde sus murallas el vuelo de aquellos mosquitos, y aunque picaran, los recibía con coplas donosas, como los bilbaínos de la presente época. Cuando el bombardeo hizo verdaderos estragos, los llantos y lágrimas perdiéronse en el bullicioso rumor de aquel hervidero de chistes. Pero eran contadas las desgracias.
Siempre le apenaron a él estas reflexiones, hechas sobre recuerdos de desgracias que le dolieron en lo más vivo; «¡pero ahora, ¡cuartajo!, desde que soy lo que soy y he visto caer el primer trapo de nieve!... Ná, hombre, ná, chocheces de viejo apolillao hasta los tuétanos... ¡Pues mira que te vengo con buenas coplas para una ocasión como ésta!... ¿Has visto hombre más simple que tu tío Celso? ¡Pispajo con la rociná de los demonios!».
Abstraídos en sus pensamientos, ya no oían el estrépito de la juerga, la voz femenil que seguía entonando coplas. Fermín dijo de pronto el aperador. Tú eres el único que lo puee arreglar todo. Por esto le había esperado a la salida del escritorio. Conocía su gran influencia sobre la familia. María de la Luz le respetaba más que a su padre, y se hacía lenguas de su sabiduría.
Tiene, además, el pueblo canciones muy lindas y expresivas, cuya tonada es compuesta expresamente para las palabras, lo que no sucede con las arriba mencionadas, a las que se adaptan esa innumerable cantidad de coplas, de que cada cual tiene un rico repertorio en la memoria. María cantaba una de aquellas canciones, que transcribiremos aquí con toda su sencillez y energía popular.
Había visto brillar las gafas de éste y ocultarse en seguida en una de las ventanas. Debajo, a la puerta misma de la rectoral, un grupo numeroso de muchachas bailaba la giraldilla, cantando a grito pelado coplas de circunstancias improvisadas en el momento.
Palabra del Dia
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