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Actualizado: 28 de julio de 2025


Y vinieron por último, y según vulgarmente se dice, con este melón se llenó el serón, Currito el Guapo, acompañado de Rosita la estanquera, su linda hermana. No había ni vinieron más convidados, porque el alcalde quiso que su tertulia fuese aquella noche de lo más íntimo, selecto y cremoso que en el lugar podía imaginarse.

Los convidados, que sabían bien lo que pasaba, temieron una escena desagradable y no insistieron. Pero la alegría no se enfrió por eso. El señor Rafael tomó la guitarra exclamando: Ya me han conocío ustedes como bailarín. Ahora van á conocerme como músico.

En tomando asiento los indios, que todos dan la cara a la plaza, vienen las mujeres e hijas de los convidados, cada una con un plato de barro grande; llega y lo pone debajo de la mesa, a los pies del padre o marido, y se retira un poco, manteniéndose en pie, frente de su marido, todo el tiempo que dura la comida, la que van sirviendo algunos indios, que traen a cada convidado un plato de buen porte colmado de comida, del que come un poco o hace que come, y luego lo desocupa en el plato que tiene a sus pies; da el plato vacío, y se lo vuelven a traer lleno de otra cosa o de la misma, y hace lo mismo que con el primero; y así continúan hasta que concluyen.

Cinco minutos después ambos esposos estaban en el comedor riendo y bromeando con los tres o cuatro convidados que tenían. #Cómo alentaba a la virtud el señor duque de Requena.# A ver, a ver, explica eso. Señor duque, el negocio es clarísimo. Hoy he hablado con Regnault.

Ya sabes que el de su casa no era más que agua de fregar. Y si íbamos al teatro juntos, convidados a mi palco, siempre se arreglaban de modo que comprase Antonio las entradas... De la grosería con que utilizaban a todas horas nuestro coche, nada te digo.

Todos estaban de acuerdo en cuanto a abominar a la república y a los republicanos, pero en el momento en que algunos de los convidados desembolsaba la formita de gobierno que tenía buen cuidado de llevar siempre consigo, no pasaba mucho, no, sin que se cambiaran miradas furibundas y se pusieran las caras a modo de tomates.

Y los convidados aprobaron todos con la cabeza las palabras de aquella profunda mujer. Sonaron las cinco en el reloj de la cámara. El capitán se acercó á ellos y les dijo cortésmente: Señores, vamos á levar anclas. Siento mucho privarme de tan buena compañía, pero es preciso... Á no ser añadió sonriendo que quieran ustedes venirse al Perú conmigo y con este buen mozo.

Es por esta razón qué se tomaban disposiciones para que en la mala estación época en que había poco trabajo y las horas parecían largas varios vecinos tuvieran sucesivamente mesa abierta. Así que los platos del squire Cass no eran tan frescos ni tan abundantes, sus convidados no podían hacer mejor cosa que trasladarse a la casa del señor Osgood, en los Huertos.

En medio de esas crisis de risas estrepitosas caía por intervalos en una gran laxitud, semejante a una bacante fatigada. A los postres declaró que tomaría el café en el comedor. Esta animación dijo perdería su encanto, si cada uno se iba por su lado. Quedaríanse, pues, todos reunidos y permitiría fumar a los hombres. Tal declaración fue aplaudida por todos los convidados.

Desde muy temprano, la mañana de la víspera, ya están todos los cabildantes, oficios militares y demás empleados del pueblo vestidos y con caballos ensillados para salir a recibir al camino al gobernador, a los tenientes y a los curas, administradores y cabildos de otros pueblos, convidados a la fiesta; tienen puestas espías en todos los caminos, y en avisando que viene alguno salen a medio cuarto de legua a encontrarlo; allí lo saludan, le dan la bienvenida y lo acompañan hasta su alojamiento.

Palabra del Dia

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