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Actualizado: 2 de octubre de 2025


La muerte se le aparecía como algo dulce y triste que podía solucionar todas las contrariedades de su existencia. Automáticamente se metió en su camarote, tomando muchos objetos de un modo instintivo, sin que su razón pudiese definir por qué hacía esto. Al volver á la cubierta, ya no vió á los grupos de pasajeros. Todos estaban en los botes.

Pero en algo habían de distinguirse los buenos de los malos; y él, el réprobo, el chueta, el hereje aborrecido de unos y otros, había correspondido a esta falta de amistad ocupándose de los asuntos de Jaime. Seguramente le habría escrito varias veces de esto su amigo Toni Clapés, cuyos negocios marchaban bien, como siempre, aunque acababa de sufrir algunas contrariedades.

Y hablaba de la criatura que había de nacer con tanta seguridad como si la viese, detallando sus prendas físicas: cómo tenía el pelo y cómo los ojos; en qué se parecía a la madre y qué iba a sacar del padre. Maltrana escuchaba con mal disimulada impaciencia la charla de la vieja. Las contrariedades de su vida, cada vez mayores, irritaban su carácter, haciéndole insufrible el parloteo de la bruja.

Llegaron á la rue de la Pompe, y al entrar en la casa se despidió Tchernoff de sus acompañantes para subir por la escalera de servicio. Desnoyers quiso prolongar la conversación. Temía quedarse á solas con su amigo y que resurgiese su mal humor por las recientes contrariedades. La conversación con el ruso le interesaba. Subieron los tres por el ascensor.

Cuando todas las contrariedades estaban allanadas, viene ese antiguo pretendiente, que si no agrada á la hija, agrada á la mamá, y esto basta. ¡Poverino! ¡Quita allá!... yo no lo puedo creer. La chica se resistirá; ha jurado no tener más esposo que yo. .

Tenía más de los Vargas que de los Esteven, aunque nada de su madre, Gregoria, la excepción de la familia; aquella dulzura de carácter le venía de su tía Casilda, y era más blanda que ella todavía, más sumisa, más dócil, quizá porque las contrariedades de la vida no habían llegado a agriarla, y del tío Pablo Aquiles esa debilidad que parece ser patrimonio de la bondad, generalmente, y por eso dicen que los buenos son los tontos.

Mientras tanto, había vuelto al piso superior y, apoyándome contra una columna gótica, adornada con tristes emblemas, advertí unos caracteres penosamente trazados sobre una de las caras del zócalo, y leí lo siguiente: «Viendo la ceguera y las miserias del hombre, y esas contrariedades sorprendentes que se descubren en su naturaleza, y mirando al universo entero mudo y al hombre sin luz, abandonado a mismo y como extraviado en este rincón del universo, sin saber quién le ha puesto en él, qué ha venido a hacer, cuál haya de ser su destino futuro, yo me espanto como el hombre a quien hubiesen llevado dormido a una isla desierta llena de peligros, y se despertase sin conocer dónde está ni los medios de salir; reflexionando sobre esto me admira cómo el hombre no se desespera por tan miserable estado

Así se hace... Esta noche las contrariedades y las desdichas son para ... Pero mañana... tomaré precauciones... O hizo Lucifer a las mojigatas para reírse de los enamorados, o las hizo Dios para castigarlos... Recapacitemos; ¡las hizo Dios, Dios, Dios!... Salgamos al instante de aquí dijo Inés . Este hombre está loco. Si es cierto que la infeliz ha vuelto a casa, pronto lo sabremos.

He hecho un mal papel... Ríete de , pero confiesa que esto es hermoso. Desnoyers rió, efectivamente, del infortunio de su amigo, á pesar de que él también sufría grandes contrariedades, guardadas en secreto. No había vuelto á ver á Margarita después de la primera entrevista. Sólo tenía noticias de ella por varias cartas... ¡Maldita guerra! ¡Qué trastorno para las gentes felices!

Palabra del Dia

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