Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de mayo de 2025
Sintió deseos de retirarse sin esperar la respuesta del gnomo, pero éste contestaba ya, balbuceando: Príncipe... ¡tal cantidad!... Yo soy un pobre. Hago de vez en cuando un favor á personas distinguidas, dos ó tres mil francos... ¡pero veinte mil!... ¡veinte mil!... Al mismo tiempo que murmuraba la cifra con un acento de ternura, sus ojos astutos penetraron en Lubimoff lo mismo que una sonda.
Doña Paula contestaba que su hijo había salido a las siete, en coche, en cuanto había recibido aviso, que había ido derecho a casa de Guimarán. Pero como no llegaba, se repetían los recados. Doña Paula estaba furiosa. ¿Qué era de su hijo? ¿Qué nueva locura era aquella?
Nunca le adivinaron á Roseta en su casa los terrores pasados en el camino. La pobre muchacha componía el gesto al entrar en la barraca, y á las preguntas de su madre, inquieta, contestaba echándola de valerosa y afirmando que había llegado con unas compañeras. No quería que su padre tuviese que salir por las noches al camino para acompañarla.
¡Ah, Dios, ah Dios! decía una pobre mujer, demacrada á fuerza de ayunar; delante de tí no hay rico, no hay pobre, no hay blanco, no hay negro... ¡tú nos harás justicia! Sí, le contestaba el marido; con tal que ese Dios que predican no sea pura invencion, ¡un engaño! ¡Ellos son los primeros en no creer en él!
Leonie le contestaba diciéndole todo lo que pasaba en la capital, la descripción de las fiestas de la victoria, el relato de una sesión parlamentaria a la que había asistido, etc., etc. Cirilo sacó la conclusión de que la señora Leonie desempeñaba el cargo de ama de gobierno en casa de la señora baronesa de Boel, en la calle de Richelieu. El sargento Bauquet es un joven de fisonomía agradable.
Carlos le dije: ¿de dónde ha sacado usted todos esos conocimientos? ¿Sabe usted que sería un grande y hábil ministro? »Limitábase a sonreír, y permanecía con aire preocupado. »Luego, me contestaba: »¡El Cielo me preserve de eso! ¡El poder está bien lejos de la dicha! Y la dicha está para mí aquí, cerca de usted.
¿No es verdad, señor Peña, que eso es una ingratitud? preguntaba Tónica muy animada, olvidando los escrúpulos que había manifestado antes de admitir el paraguas. Juanito contestaba con vehemencia, pero su pensamiento se hallaba a cien leguas de lo que decía. Sí señor, era una infamia; personas tan ingratas nada merecían.
Tonterías contestaba severamente Polsikov . No sé lo que puede encontrarse en ella. Del color del betún... No, amigo; careces de gusto. La negra es una cosa... Hasta entonces no había pensado nunca en las negras, y no acertaba a dar con la definición justa. ¡Tienen temperamento! Pero Polsikov no se dejaba convencer y seguía discutiendo.
El teatro entero hacía un solo comentario. A nuestro lado, teníamos dos jóvenes impertinentes que conversaban, sin conocernos, con toda desfachatez. El viejo, aquél, el que ahora se le acerca; le decía uno de ellos al otro... No puede ser... contestaba éste. Te digo que sí; ese es el novio... que toupet de mujer. ¿Pero estás seguro?
Si no la dije inmediatamente fue porque todavía no comprendía nada: no oía las preguntas que me hacían, contestaba a ellas mecánicamente, como en sueños. Pero después, cuando usted me arrojó a la cara la acusación, yo me sublevé. Todavía era esa mi condición. Mi pensamiento, mis sentimientos, obedecían ciegamente a esa clase de reacciones repentinas. Acusado por usted, me defendí.
Palabra del Dia
Otros Mirando