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Se rió con risa inexpresiva, y apoyó la cabeza en el brazo de un sofá. ¡Es que sufro tanto, tanto! Lucía fue a sentarse a su lado. Se sentía enternecida y llena de piedad. Charito, desesperada, frente a ella, murmuraba frases de condenación contra Adriana. Durante un buen rato, Lucía se quedó contemplando a Muñoz.

Un poder extraño te mueve hacia ella; tienes al mismo tiempo la sensación de caer en un abismo y escuchas como carcajadas lejanas de un espíritu maligno, que quisiera atraerte una irreparable condenación. Has tomado, sin comprender cómo, las manos que ella apoyaba en el borde de la cuna.

Tu sangre se mezcla al fuego; tu piel se estremece y cruje bajo los cohetes que serpentean y forman guirnaldas cayendo en lluvia de oro; tu rabia ha llegado al límite, y los espectadores han huido de la primera barrera, temiendo que la franquees, ¡y no obstante, tiene seis varas de alta! ¡Condenación! ¡el matador no llega! y sin embargo es la hora. ¿Podría estar más a punto?

Cuando resolvió su viaje a la corte, no imaginó tener que consagrarse a esta obra: otros eran sus propósitos y él solo los sabía; mas ya que la Providencia le mostraba la mala yerba en su camino, debía arrancarla, aunque fuera al paso y sin distraerse de su objeto principal. ¡Deber juntamente grato y penoso el salvar a sus padres y hermanos de la condenación eterna!

9 La viuda sea puesta en lista, no menor de sesenta años, la cual haya sido mujer de un varón. 11 Pero viudas más jóvenes no admitas, porque después de hacerse licenciosas contra Cristo, quieren casarse. 12 Teniendo ya condenación, por haber falseado su primera fe.

En seguida se separó de ella, dejándola confusa y asustada, como mujer a quien acaban de sorprender cometiendo un delito. El pecado, la condenación, la impiedad, habían sonado en sus oídos a modo de palabras vacías de sentido; las amonestaciones de un Bossuet no hubiesen ejercido en ella más imperio.

1 Hermanos míos, no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo. 3 He aquí, nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo.

La condición murmuradora debe tener raíces muy hondas en el espíritu humano cuando ha resistido la crítica de los filósofos y moralistas de todos los siglos y sigue resistiendo con toda lozanía la condenación general. La murmuración es, ante todo, una cosa agradable. No hagan aspavientos ni remilgos mis lectoras.

Se ven á lo lejos abiertas las puertas del infierno, y á Jesucristo como juez, con una espada de fuego en la mano, dispuesto á condenar á Dionisio á la muerte eterna; pero á su lado se hallan Santo Domingo y la Virgen María, que se esfuerzan en mover su compasión hacia el pecador, por la devoción que ha demostrado siempre al santo Rosario, y en efecto, su respeto á ese signo religioso lo salva de la condenación á que estaba ya destinado.

Coheche vuesa merced, señor Tiniente; coheche, y tendrá dineros, y no haga usos nuevos; que morirá de hambre. Así lo dicen y lo hacen los desalmados replicó el Teniente ; pero el juez que da buena residencia no tendrá que pagar condenación alguna, y el haber usado bien su oficio será el valedor para que le den otro.