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Actualizado: 2 de junio de 2025
«Ya ves, hija, tú has cometido una falta, tratar a la señora con altivez, con insolencia; esto, que es feo de por sí, la asustó a ella haciéndole creer que sabes algo y que abusas de tu secreto; le asustó a él que teme que vas a cantar, y me perjudica a mí, como comprendes, porque... ya ves... estando asustada ella... recelosa... pago yo.
¿Crees que te la darán? Si tienes las pruebas de mi inocencia, intenta la revisión del proceso... ¡Qué! ¿No comprendes que nos estrellaremos contra todas las dificultades acumuladas por tus enemigos, y que tenemos que contar con la mala voluntad de la justicia? Empieza por huir; después probaremos que no eres culpable, te empeño mi palabra... Jacobo alzó la frente.
Como comprendes, hija mía, me vuelvo a encontrar en mi esfera dijo repantigándose en los almohadones del coche amablemente enviado por la castellana y respondiendo con una señal protectora de cabeza al saludo de la gentecilla que examinaba desde su puerta el traje de las «parisienses». ¿Estás contenta, mamá? Por ti solamente, querida; a tu edad es preciso no enclaustrarse como una abuela.
Hay iglesias, a las que se va a rezar públicamente, y cada cual tiene su conciencia, que es una especie de capilla privada en la que se puede adorar a Dios «en espíritu y en verdad,» como dice la Sagrada Escritura, sin poner a nadie en la confidencia. No hagas más señales exteriores de fe y conténtate con llamar en secreto la bendición de Dios sobre tus actos del día. ¿Comprendes?
Elena se mostró indignadísima ante aquella superchería y para castigarla le dio unos cuantos pellizcos y le tiró del bigote con refinada crueldad. Pero entonces, ¿por qué comenzaba a apoyar la cabeza en su pecho? ¿Por qué no se mantenía derecha? Porque hablo mejor así, antipático. ¿No comprendes que tengo la boca más cerca de tu oído? Sin embargo cada vez hablaba menos.
Perdona él todo; pero que le toquen a su soberbia no lo perdona. «¿Estás enfadado?». «¡Si te parece que no debo estarlo...!». «Hazte el cargo de que no he dicho nada». «No puedo; me has ofendido; te has rebajado a mis ojos. Como tú no tienes sentido moral, no comprendes esto.
Mi mujer calla; pero me mira con un aire que quiere decir: ¿no te lo dije? ¿Quién te obliga á meterte á redentor, cuando no eres el Mesías prometido? Yo callaba, pero miraba á mi compañera con una expresion que equivalia á la siguiente: mujer, no hables de lo que no comprendes; no hables de un asunto que es tan superior á tu inteligencia y á tu sentimiento.
Déjale partir; lanza de tu pecho el fuego del amor impuro; ámale como a tu prójimo, por el amor de Dios. Guarda su imagen en tu mente, pero como la criatura predilecta, reservando al Creador la más noble parte del alma. No sé lo que te digo, hija mía, porque estoy muy turbado; pero tú tienes mucho talento y mucha discreción, y me comprendes por medias palabras.
Estás aquí por ladrón. ¿Sabes tú lo que es eso, Pepín? ¿No conoces lo que nos afrenta a todos? ¿No comprendes que vas a matar a tu pobre padre?... El Barrabás abandonó su inmovilidad y miró con ojos hostiles, homicidas, a los que estaban plantados algunas puertas más allá. Estoy aquí dijo con voz ronca por esos voceras, que se han chivado, contándoselo todo al juez.
Quiero que vengas a buscarme y quiero salir de mi casa contigo, a la luz del sol..., iremos donde quieras... para siempre. ¿Comprendes? ¡Toda la vida! ¿Querrás? Pero te advierto que jamás volveré a mi casa ni a soportar a ningún hombre que no seas tú. Tuya, y nada más que tuya...
Palabra del Dia
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