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Actualizado: 24 de julio de 2025
Habló de soldados que se escapaban de noche para comerse los cadáveres de los turcos; de mujeres enloquecidas, arrancándose unas a otras los pechos a mordiscos; de madres españolas que se arrojaban con sus criaturas de lo alto de las murallas. Cuando el General don Alvaro de Sande obró su funesta salida, él fue de los escogidos para acompañarle.
El lobo los comía, y en lugar de comerse ellos al lobo, se comieron unos a otros. Raro modo de entenderse. Corrió la sangre, y hoy están como estaban. Sube a lo más alto, y oirás el ruido inmenso, el ruido del siglo y de sus palabras, y oirás sobre todas ellas la gran palabra, la palabra del siglo. Lo que veo es los hombres muy pequeños; pero la distancia sin duda...
Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería. ii
Los sabios, armados con el microscopio, dicen que son billones y billones de seres que se agitan, viven, se quieren, se reproducen y acaban por comerse unos á otros. #El escalonamiento de los climas#
Por ahora, lo que tú tienes es un miedo atroz a la fantasma de tu mujer. No es miedo; pero no quiero que pudiendo evitarlo nos den una desazón en tonto. ¿Y dónde me dejas el tratarnos a cuerpo de rey? Chica, ¡qué cuarto! Hay un sofá retorcido para sentarse dos y comerse a besos... Nada más que mirarlo da vergüenza. Lo que dará serán ganas de sentarse. Anda, paloma, ¿vendrás?
Era un arroz que contenía en sus entrañas la concentración de todas las substancias del mar. Como si cumpliese una ceremonia litúrgica, iba entregando medio limón á cada uno de los que ocupaban la mesa. El arroz sólo debe comerse luego de humedecerlo con este rocío perfumado, que evoca la imagen de un jardín oriental.
Fuese con esto y volvióse desde la puerta a pedirme algo para el buen Diego García, el alguacil, que importaba acallarle con mordaza de plata y apuntóme no sé qué del relator, para ayuda de comerse cláusula entera. Dijo: -Un relator, señor, con arcar las cejas, levantar la voz, dar una patada para hacer atender al alcalde divertido, hacer una acción, destruye a un cristiano.
En efecto, se bailó sentada en la misma silla del Príncipe; y, ya autorizada por la voz, se puso a comer con un apetito extraordinario, que la novedad y lo exquisito de la comida hacían mayor aún, y comiendo se quedó profundamente dormida. Cuando despertó, era muy de día. Abrió los ojos, y se encontró en medio del campo, tendida al pié del árbol donde había querido comerse la naranja.
Era digno de sentarse en algún festín pelásgico ó cuando menos de asistir á la famosa hecatombe que Nestor, rey de Pylos arenosa, celebró en honor de Neptuno, y comerse uno de aquellos bueyes á medio asar.
La madre, que espiaba detrás de una puerta, tenía que hacer esfuerzos para no entrar y comerse á besos á Ulises. ¡Con qué gracia imitaba los gestos y genuflexiones del sacerdote principal!... Hasta aquí todo iba perfectamente. Cantaban á pleno pulmón los tres oficiantes junto á la pirámide de luces, y el coro de fieles respondía desde el fondo de la pieza con temblores de impaciencia.
Palabra del Dia
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