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Actualizado: 24 de octubre de 2025
El Directorcillo tuvo que vencer sin embargo varios inconvenientes, pues la comedia tenía tres majestades femeninas y cinco princesas, y como solo podía disponer de dos de las primeras y tres de las segundas, de aquí que el hombre tuvo que comerse por buen componer unos cinco mil versos y sustituir no pocos nombres con otros.
Nanita decía Angela, la menor, una niña que entre otros defectos que ya irán saliendo, tenía el horrible e imperdonable de comerse las uñas, Nanita, vas a desenredarme el pelo y hacerme la trenza. Así; perfectamente. Misia Gregoria llegaba: Anda, hija mía, ve cómo esa condenada de cocinera prepara el escabeche; tú entiendes de guisos.
Los españoles vinieron a remediar todo esto, y aunque trajeron inquisición, intolerancia religiosa, cruel codicia, malos tratamientos y trabajos forzados para los indios que se les encomendaban, todavía puede asegurarse que trajeron más bienes que males; animales de carga para que el indio no lo fuese, animales sabrosos para que el indio se los comiese en vez de comerse a otro indio, y otras muchísimas cosas, que sería prolijo enumerar, así para bienestar del cuerpo como para solaz y consuelo del alma.
Unos decían que era un farsante que había huido para comerse en el extranjero los millones robados a sus clientes con la hipócrita comedia de su sencillez y su filantropía; otros aseguraban que era un desgraciado, un iluso, que, enloquecido por anteriores triunfos, se había empeñado en sostenerse a la baja, perdiendo su capital y el de sus admiradores, para huir al fin, pobre y avergonzado, sin que su deshonra le valiera nada.
En otras partes, los desgraciados encerrados han tenido que comerse unos á otros, y luego morir de hambre, intentando roer algunos restos de huesos; multitud de cadáveres han quedado esparcidos por el suelo, y durante muchos años se han visto rodar sus esqueletos, antes que el agua caída de las bóvedas los haya envuelto en un blanco sudario de estalagmitas.
Sí, mucho, mucho... ceceó rápidamente Gonzalvo, que solía al pronunciar comerse dos o tres letras de cada palabra, repitiendo en cambio la palabra misma dos o tres veces, lo que hacía galimatías peregrino, sobre todo cuando hablaba colérico, barajando o suprimiendo vocablos enteros: Mucho, mucho prosiguió . En todas partes, hombre, en todas partes, me lo encontraba en Madrid.... Fue una temporada del, ¿cómo se llama?, del Veloz Club, del Veloz Club, y estaba abonado con nosotros, con los muchachos, a ése, vamos... a Apolo, a Apolo.
Palabra del Dia
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