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Se aproximó al cochero y antes de entrar de nuevo en el jardín, le dijo á media voz: ¿Ha entendido usted bien, no es verdad? Un caballero y una señora, dentro de hora y media. Tendrá usted veinte francos de propina al llegar París.... Y sobre todo, permanezca usted ahora en el coche hasta el momento de partir. Vaya usted tranquilo, señor Roussel, dijo el cochero.

Esta impresión de encanto artístico meció mi espíritu suavemente, contribuyendo quizá a que conciliara de nuevo el sueño, del que no desperté sino entrado el día al grito de ¡al coche! que, de pie e inclinado sobre , lanzaba nuestro buen cochero. El café nos esperaba sobre la mesa, pero Magdalena había desaparecido.

¿En qué mes hablan menos las mujeres? En el de 5 febrero. ¿Cuál es el mayor castigo para un bígamo? Tener dos suegras. ¿Quién es el que lleva sin escrúpulo su sombrero en la cabeza, lo mismo delante de un príncipe, que de un rey, o de 10 un emperador? El cochero. ¿Qué es lo que llevaba Alejandro en la mano izquierda, cuando tomó la ciudad de Lamsaco? Los cinco dedos.

Yo no me sentía a gusto porque la sombra era tal que no podía distinguir ni al cochero ni a los caballos, y ya empezaba a pensar en aquel crimen cometido en ese sitio hace años, cuando de pronto oigo un silbido agudo detrás de . Le grito al cochero que castigue a los caballos; pero un silbido análogo se hace sentir por todas partes, delante y detrás de nosotros.

Al salir del jardín vió el Conde a su lacayo, que iba a llamar al cochero para que se acercase con la victoria. ¡Ramón! dijo el Conde . Id a aguardarme a la puerta del Veloz-Club. A poco la victoria partió. El Conde siguió a pie a las dos mujeres. Dos o tres veces se acercó a ellas y quiso hablarlas.

En la casa últimamente designada estuvo como una media hora, y cuando bajó a tomar de nuevo el carruaje, su cara pálida tenía transparencias de cera, los labios no tenían color... «¿A dónde vamos, señorale preguntó el cochero, viendo que pasaba tiempo sin que diera ninguna orden. «Subida a Santa Cruz, esquina a la calle de Vicario Viejo». Y dicho esto, y al rodar de la berlina, daba vueltas a este pensamiento: «Claro; lo que yo dije.

Un carruaje tirado por cuatro caballos se llevaba á la señora y las señoritas con los últimos trajes y sombreros llegados de Europa á través de las tiendas de Buenos Aires. Por indicación de Chicha, iba Desnoyers con ellas, tomando las riendas al cochero. El padre se quedaba para recorrer sus campos en la soledad del domingo, enterándose mejor de los descuidos de su gente.

Era por la mañana, muy temprano. Todos estaban levantados y nos rodeaban: Andrés, junto al carruaje, más triste que nunca le había visto desde el último suceso que enlutó la casa; luego subió al pescante, aunque no era costumbre que hiciera oficio de cochero, y los caballos partieron al trote largo.

E hizo señas a un cochero sentado en el pescante de un carruaje mallorquín, vehículo ligerísimo, montado sobre cuatro ruedas finas, con alegre toldo de lona blanca. Febrer, al verse fuera de Palma, en plena campiña primaveral, se arrepintió de su vida presente. Llevaba un año sin salir de la ciudad, pasando las tardes en los cafés del Borne y las noches en la sala de juego del Casino.

Mi marido es cochero, pero está enfermo de reumatismo sin poderse apenas mover y le han despedido de la casa... Ahora que está un poco mejor, no encuentra trabajo... Sin la caridad de los vecinos, que son casi tan pobres como nosotros, ya hubiéramos muerto de hambre hace tiempo... Algunas veces me dan pan y otras veces un poco de sopa... Pero la casa ¡ay la casa!