Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de mayo de 2025


Si algo en ella temía el engaño, veía el sofisma debajo de aquella gárrula turba de ideas sublevadas, que reclamaban supuestos derechos, Ana procuraba ahogarlo, y como engañándose a misma, la voluntad tomaba la resolución cobarde, egoísta, de «dejarse ir». Así llegó al teatro.

Los labios largos y delgados, finos, pálidos, parecían obligados a vivir comprimidos por la barba que tendía a subir, amenazando para la vejez, aún lejana, entablar relaciones con la punta de la nariz claudicante. Por entonces no daba al rostro este defecto apariencias de vejez, sino expresión de prudencia de la que toca en cobarde hipocresía y anuncia frío y calculador egoísmo.

Entonces yo abandoné al cobarde y me adelanté hacia la galería. Abajo, el muro fronterizo, proyectaba una sombra fatídica. Allí se apiñaba una turba negra.

Si el toro, al contrario, se muestra cobarde ó sorprendido al salir, la rechifla popular lo abruma, la opinion lo condena y todo el mundo lo insulta y apostrofa con los mas ultrajantes epítetos, prestados á veces á la política.

Es buen vino indicó Carnicero, en tono de conocedor . Pero yo no si mi cabeza.... ¡Qué cobarde!... Felicísimo, otro trago.... Vamos, a la salud de la familia real. Este brindis fue acogido con tanto entusiasmo, que Carnicero se levantó de su asiento para dar más solemnidad al acto de envasarse en el cuerpo el generoso vino.

Nos enseñabas a atajar las balas, y a conseguir el triunfo en las derrotas, al corazón cobarde diste alas, llenando las trincheras de patriotas. Luchando te mató bala asesina, y, al caer, no lograron los tiranos, arrancarte la enseña filipina de las sangrientas y crispadas manos.

Resonaron al fin pasos en el dormitorio, crujieron las vidrieras al tropezar en ellas una persona, y la voz cobarde, trémula del cocinero mayor, dijo desde en medio de la obscuridad: ¿Estáis ahí, señora? Doña Ana hizo un violento esfuerzo sobre misma para que su voz no temblase y contestó con acento dulce: , , señor Francisco Montiño. ¿Viene con vos ese caballero?

Doña Juana, que era sencilla, pero no simple; modesta y dulce, pero no cobarde; callada y circunspecta, pero no torpe, se entró un día sola en el aposento del duque su esposo, tomó un pistolete y lo llevó á su aposento, después de cerciorarse de que estaba cargado. Doña Juana se había puesto en lo peor. Y como todo el que se pone en lo peor, había acertado.

Sois cobarde... exclamó Quevedo ; suceda lo que quiera, yo voy á buscar al médico de su majestad... guardad esa perdiz, guardadla; sobre todo, quitadla de esa fuente, que es de plata... El bufón quitó los restos de la perdiz de la fuente, los echó en una escudilla, y con ellos el pedazo que había arrojado al gato. Entre tanto, Quevedo había desaparecido.

En una palabra, ¿no tiene usted miedo? ¿Miedo? ¿Y de qué? De viajar sola, expuesta a que algún individuo ordinario le falte al respeto. ¿Sola? Naturalmente. Esté usted seguro que, si yo diese una voz, todas las personas que ocupan el vagón, se lanzarían a un tiempo y harían pasar un mal rato al cobarde que pretendiese insultar a una mujer.

Palabra del Dia

santificación

Otros Mirando