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El barbero decía también: Aquí traigo mi navaja, no para afeitar a vuesa merced, sino para vengarme de ella por las bromas que ha dado a mi cliente don Alonso Quijano y a sus parientes y amigos...

A los agravios alegados por los señores de Jardye y Hermany en nombre del barón, los señores Rambert y Evelyn contestaron en el de su cliente, que tales agravios eran imaginarios, pero puesto que el señor de Maurescamp se consideraba ofendido, el señor de Lerne, no podía dejar de inclinarse ante su apreciación.

Consiguió el abogado suspender por dos meses el cumplimiento de la sentencia visitando á muchos de sus colegas que eran personajes políticos. El deseo de salvar la vida de su cliente le atormentaba como una obsesión. Había dedicado á este asunto toda su actividad y sus influencias personales.

En el restorán Babilonia, el doctor Chevirev era considerado como un viejo cliente, que casi formaba parte de la casa, y como un personaje importante, que ocupaba el primer lugar después del dueño del hotel. Conocía por sus nombres a todo el personal, así como a todos los miembros de la orquesta y a todos los cantores y cantatrices rusos y bohemios.

En el hecho de que mi cliente fue amenazado, y que, a pesar de no haberlo comunicado a nadie más que a y reírse de las precauciones que yo le indiqué, vivía constantemente temeroso de ser asesinado. ¡Extraño! exclamé. ¡Muy extraño! Nada le dije de esa notable carta que había encontrado en el equipaje del muerto.

Testigos fueron las letras del Banco de la Provincia, que conservó mucho tiempo como recuerdo de su primer cliente, que era nada menos que el ladrón más sagaz y más fino que ha producido Buenos Aires. Su nombre es conocido: El Cuervito. Los lunfardos que cuentan el cuento, dan a cada uno de sus robos un nombre distinto y apropiado a los medios que usan para efectuarlo.

La casualidad quiso, ahora tres días, que la hija de mi cliente tuviese noticias de la situación de usted: yo he creído ver, y aun he podido asegurarme para decirlo todo, que la niña, que por otra parte es bonita y está adornada de cualidades estimables, no vacilaría un instante en aceptar con la mano de usted, el título de Marquesa de Champcey.

Esta aglomeración de botellas era como la historia de los negocios de la casa. Cada frasco guardaba la muestra de un envío; la referencia de un líquido fabricado con arreglo al deseo del consumidor. Para que se repitiera la remesa no tenía el cliente más que recordar la fecha, y el encargado de las referencias buscaba la muestra, elaborando de nuevo el líquido.

A los que se sentaban en el sillón de los tormentos pasábanles un pedazo de jabón de piedra por las mejillas, y frota que frota, hasta que levantaba espuma. Después venía el navajeo cruel, los cortes, que aguantaba firmemente el cliente con la cara manchada de sangre.

Ustedes dos conocían muy bien a mi difunto cliente observó el abogado, después de algunos preliminares. ¿Saben si existe alguna persona a quien pudiera ser de provecho su muerte repentina? Esa es una pregunta extraña dije yo. ¿Por qué? Es que tengo motivos para creer explicó con cierta vacilación aquel hombre moreno y de facciones afiladas, que ha sido víctima de una infamia.