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Actualizado: 25 de mayo de 2025
D. Juan clavó una mirada puntiaguda en los ojos claros... y turbados de su afín; adivinó algo, echó sus cuentas en un segundo, y, tomando dos montones de plata, se los puso entre los dedos al pasmado Reyes, sin decir más que: Tome usted; son mil justos. Bueno, gracias. Mañana mismo.... Eso... allá usted. Y que Emma no sepa.... Por ahora no hace falta que sepa nada. ¿Cómo por ahora?
Para comunicarse con la Pola el pueblo de Entralgo no tenía puente. Se necesitaba subir dos kilómetros río arriba para hallar uno de piedra de antiquísima construcción. Y como era molesto el rodeo, los vecinos de la parroquia y también los de Villoria utilizaban una barca. El estampido de los cohetes se fué aproximando y los sonidos de la gaita haciéndose más claros.
Pero nunca faltan gentes mal pensadas y lenguas viperinas: además ¿no conocía todo Madrid a Julián? Y conociéndole, ¿qué mujer juiciosa sería capaz de prestarle oídos? Su carácter alegre, su genio bromista, su conversación libre, y sobre todo el franco desprecio que hacía de las mujeres dibujaban con rasgos tan claros su personalidad, que ninguna verdadera señora podía considerarle peligroso.
Todos los Capitanes famosos ponen su mayor cuidado en socorrer una plaza que el enemigo tiene sitiada, y para esto aventuran no solo lo mejor y más entero de su campo, pero todas sus fuerzas? ¿Y Berenguer estando dentro se ha de salir? ¿Quién asegura al soldado que su ida ha de ser para volver? el miedo y el recelo comun no se pueda quitar, aunque sangre y hechos claros son seguras prendas para los que nacieron como él.
Fortunata era buena, y bien claros estaban ya sus propósitos de decencia. Todo iba a pedir de boca, y lo que faltaba era concluir la carrera y... Al llegar aquí, un pensamiento que desde el principio de aquellos amores tenía muy guardadito, porque no quería manifestarlo sino en sazón oportuna, se le vino a los labios.
Su célebre amigo estaba acaparado por la atención general y no venía a sentarse a su lado cual otras veces. Pasaba de mesa en mesa; lo rodeaban los jóvenes, que acabaron por llevárselo al fumadero. Notábanse grandes claros en la concurrencia. Las gentes no parecían las mismas de antes. Había desaparecido la inconsciencia alegre de la vida oceánica.
Algunos de sus vecinos se levantaron, deslizándose por la gran escalera con balaustres de tallada caoba, que venía a terminar en la puerta del jardín de invierno. Abríanse grandes claros en la concurrencia. Desaparecían las gentes con discreción, en suave retirada, sin que se enterasen los demás de por dónde habían escapado.
Aunque no hubiesen llegado á mi noticia por diversos caminos claros indicios de quién es el autor del libro, creo que de seguro hubiera yo adivinado el nombre del autor; pero como él entró en el palenque y combate con la visera calada, yo no quiero ser ni seré quien le quite la visera y descubra su rostro y su nombre.
Puesta, pues, la tira del abacá debajo del cuchillo, de modo que la corteza exterior mire arriba, se tira de ella con fuerza por una punta, lo cual se practica una ó dos veces, y entonces aparecen claros los hilos; pero con este método se desperdicia la mitad del abacá.
Acontece con harta frecuencia que algunos objetos se presentan sumamente claros á primera vista; y solo se descubre la mucha dificultad cuando se profundiza sobre ellos.
Palabra del Dia
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