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Actualizado: 5 de julio de 2025


899 Cargaba bien una taba, porque la manejar; no era manco en el billar, y por fin de lo que esplico, digo que hasta con pichicos era capaz de jugar. 900 Es un vicio de mal fin el de jugar, no lo niego; todo el que vive del juego anda a la pesca de un bobo, y es sabido que es un robo ponerse a jugarle a un ciego.

Godfrey apenas tenía conciencia de que aquella ocasión inesperada de hablar con Nancy y a solas lo había puesto fuera de ; y un sentimiento ciego se había apoderado de su lengua. Nancy experimentó realmente una agitación extrema ante la posibilidad que sugerían las palabras de Godfrey.

Una escuela laica de dominicos Nada más que el ciego apasionamiento puede lanzar sobre las escuelas laicas una acusación como la que transcribimos y contra la cual los primeros en protestar serán seguramente los frailes dominicos en Filipinas cuya misión en Formosa tiene una escuela de niñas chinas y japonesas en la capital, Taihoku, que he visitado en mi viaje a dicha isla. El R. P. Fr.

Tal es la mezcla de amor y de egoísmo que se ha imaginado. »Esto me ha dicho hace dos horas. ¿Cómo quiere V. que yo le entere de que su Felisa ha perdido aquella belleza que era su orgullo, y además le diga que ha resuelto no casarse? Se supone querido e ignora que quedará ciego.

Porque yo ni estoy reblandecido, ni soy ciego, ni sufro de lepra, ni padezco de tuberculosis, ni tengo cáncer ninguno. En cambio, me encuentro resfriado casi siempre y no comprendo por qué razón han de tratarme ustedes con tanto desprecio. Muchas veces, harto de toser y de estornudar, yo he acudido a ustedes en consulta.

Respondió el sagacísimo ciego: "¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas." Reíme entre y, aunque mochacho, noté mucho la discreta consideración del ciego. Mas, por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer amo me acaescieron, y quiero decir el despidiente y con él acabar.

Huelgo de contar a V.M. estas niñerías para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altos cuánto vicio. Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas, V.M. sepa que desde que Dios crió el mundo, ninguno formó más astuto ni sagaz.

Es mocha... mocha... murmuraba el ciego volviendo su rostro hacia el suelo. No es tanto observó la otra, queriendo engañar su pena con ideas optimistas . ¿Quién no tiene un duro? Un duro, amigo Almudena, lo tiene cualquiera... Con que ¿puedes buscármelo , o no?».

¡Vaya una merienda para un cuarto como éste! ¿No te da vergüenza? ¿Cuándo me llevas estos trastos a casa? Veremos... Dijo el ciego, y nunca vio. Rica, dame un beso, y toma un bocadito de estas golosinas.

Del almiranta á tierra sale luego Alguna gente, y halla las pisadas Del indio, por siguen, aunque ciego El camino, y las yerbas mal holladas, A la señal, y humo de un gran fuego Descubren unas gentes congregadas De nación Guaraní, que recibieron A los nuestros muy bien, y les sirvieron.

Palabra del Dia

dubenic

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