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#El agua de la ciudad# En nuestros países de la Europa civilizada, donde el hombre interviene por todas partes para modificar la naturaleza á su gusto, el arroyo cesa de ser libre y se convierte en cosa de los habitantes de sus riberas. Lo utilizan, según les conviene, para regar las tierras ó para moler el trigo.

Eduardo, apasionado hasta el extremo de la bella Condesa, y persuadido de que serán vanos sus esfuerzos para lograr sus deseos, intenta forzarla; pero ella es bastante discreta para burlarse de todas sus estratagemas, y llega á dominarlo de tal modo con la nobleza de sus sentimientos, que su amor sensual se trueca en respeto y veneración, y después, cuando cesa la lucha entre esos tres poderes, ella le ofrece voluntariamente su mano.

Concibo muy bien la tristeza que se apodera de la señora que en el mes de julio, ve turbada la soledad de su retiro por ese enjambre de presumidos, descreídos, confidentas, curiosas, etc. Desde aquel momento cesa la libertad. La más tranquila y apartada mansión pierde su calma nocturna con la algazara que promueven todos aquellos seres, en cafés y casinos.

El rasgueo lejano de la guitarra y las voces que cortaban su ritmo, jaleando el taconeo de una bailaora, parecían acompañar la caída de las lágrimas del mocetón. Pero, vamos a ver exclamó Fermín con impaciencia. ¿Qué es todo eso? Habla, y cesa de llorar, que pareces una beata en la procesión del Santo Entierro. ¿Qué te pasa con Mariquita?...

Numancia, de quien yo soy ciudadano, Inclito General, á me envia Como al mas fuerte Cipion Romano, Que ha cubierto la noche, ó visto el dia, A pedirte, señor, la amiga mano En señal de que cesa la porfia Tan trabada y cruel de tantos años, Que ha causado sus propios y tus daños.

Sigue siendo joven en la voz, en los ojos, en sus ademanes vivaces y torpes, pero va disfrazado de anciano. Este se alegra más que los otros de ver al príncipe. No cesa de alabar á la casualidad, que ha hecho venir á Lubimoff y que acaba de hacerle encontrar á don Marcos. Si tarda usted dos días, príncipe, no tengo el placer de verle. Me voy á mi tierra pasado mañana.

En suma, hombre: que en un dos por tres, y cuando menos lo esperaba, di el bajón que había de dar más tarde o más temprano. Es de ley que la tierra llame a lo que es suyo, y a no cesa de llamarme unos días hace.

Si tu madre y tu hermana han llorado, ha sido por tus locuras y nadie es responsable más que . Si has sufrido, es porque habías cometido faltas imperdonables. Cesa ya de eludir las responsabilidades. ¿Acaso el presidio ha convertido milagrosamente en un santo á un desgraciado perdido por los vicios? ¿Porque fuiste condenado has adquirido el derecho de acusar á los demás?

No faltó más sino que la abuela me hiciese ponerme al piano para tocar una pieza o cantar una romancita... Por fin se termina la sesión. Todo el mundo está satisfecho y yo también... Decididamente, la feria del matrimonio tiene de bueno que enseña a estar contento de uno mismo y de los demás. Esto último es mucho más raro que lo primero. La abuela no cesa de elogiar al pretendiente.

Yo tengo la idea de un ser, en cuanto no cesa de existir; esto se llama duracion; tengo idea de esta duracion en cuanto es medida por la revolucion regular de un cuerpo ó por los intervalos de esta duracion; esto es lo que llamo tiempo.