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Actualizado: 2 de octubre de 2025


La dueña hizo una cumplidísima reverencia, y se retiró, casi sin volver la espalda á la condesa, que, en el momento en que se vió sola, tomó una bujía de sobre una mesa, y abriendo una puerta de servicio, se encontró en un estrecho corredor, pasado el cual, entró en una ancha galería, medio alumbrada par algunos faroles y enteramente desierta, á excepción de un centinela tudesco, que se paseaba gravemente en la galería y que, al ver á la condesa, se detuvo y al pasar ella por delante de él, dió un golpe con el cuento de la alabarda en el suelo, á cuyo saludo contestó la joven con una ligera inclinación de cabeza.

Si usted tuviese vergüenza...»; etc. Dora piensa que la vergüenza parece el nombre de una piel; no ha perdido la serenidad un solo instante; decide presentarse en la calle Molitor y ver a la señorita que fué la buena amiga de su futuro. Parte, pues, acompañada de su aya, a la que pone de centinela delante del 26 de la calle Molitor.

Si quiere usted entrar, voy á llamar á nuestro párroco... Cristián se volvió hacia un marinero que le seguía y le dijo en inglés: Entre usted conmigo, Dougall. El marinero, que llevaba al hombro una cajita de madera, tocó la boina con la mano y se disponía á entrar, cuando el centinela le detuvo diciendo: Tiene usted que dejar fuera la caja.

Excuso añadir que semejante pretensión excitó sucesivamente la resistencia del centinela, las risas de los ordenanzas y las dudas y vacilaciones de los edecanes antes de llegar á conocimiento del Excelentísimo Sr.

Los buques de guerra y los transportes aliados navegaban con pocas luces ó completamente á obscuras. Los que hacían centinela en el puente ya no miraban la superficie del mar y sus pálidas fosforescencias. Sondeaban el horizonte, temiendo que surgiese ante la proa una forma negra, enorme y veloz, vomitada por la obscuridad.

Nada, que estoy decidido a cuidarla como si fuera mi cara mitad. No; si no es preciso que usted se moleste. Crea que me siento regular esta noche, casi bien. Anoche ¿sabe?, estaba peor. Pues me estaré hasta las doce o la una. Me pondré a leer La Correspondencia o a jugar al tute con el señor de Izquierdo. Y si la veo a usted tranquila y dormida, me retiraré. Si no, aquí me estoy de centinela.

Nada me quedaba por hacer aquella noche sino ponerme en salvo y ocultar el cadáver del centinela, cuyo hallazgo en aquellas circunstancias hubiera puesto en guardia a mis enemigos. Desaté el bote y subí a él. El viento soplaba con violencia y nadie podía oír el ruido de los remos.

Muchos de los rebeldes se acordaban de los camaradas de La Mano Negra: allí les habían dado garrote. La plaza estaba solitaria: el antiguo convento convertido en cárcel tenía cerradas todas sus aberturas, sin una luz en las rejas. Hasta el centinela se había ocultado detrás del gran portón.

El Gobernador de Marianas tiene, es decir, es de presumir tenga reloj, pues si no lo tuviera no hay caso, en la época que estuvimos allí lo había porque lo tenía: dicho reloj daba sus campanadas regulares, llegando difícilmente al oído de un centinela que perennemente está bajo el bronce de la esquila, para que otro minutero viviente, que incesantemente escucha desde la Atalaya, diga al pueblo de Agaña en el bronce de una campana, mayor que la que le da el aviso.

¿Ha visto usted qué día? preguntaba Borrén a la viuda de García, que bien quisiera dejar de serlo . Una garita ha derribado el viento; por más señas que cayó sobre el centinela, ¿eh?, y a poco le mata. Y usted, ¿cómo se vino desde su casa? ¡Jesús... puede usted figurarse! Con mil apuros.... Yo no cómo me arreglé para sujetar la ropa... y así todo.... ¡Quién estuviera allí!

Palabra del Dia

aprietes

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